Opinión

La vida es comunicación

"La vida es comunicación, la capacidad de expresar valores y conocimiento”, ha afirmado Lois Babarro, director técnico del Seminario Menor en la presentación de la Escuela de Oratoria que se pone en marcha este curso en dicha institución, destinada a estudiantes de los tres primeros cursos de la ESO y los dos de Bachillerato de cualquier centro educativo.

Se trata de una iniciativa plausible, porque ciertamente la comunicación es un elemento esencial que permite la convivencia humana, amén de la comprensibilidad. Griegos y romanos fomentaban la expresión oral pública. La tradición oral ha sustentado nuestra propia historia. Epicteto, Demostenes, Aristoteles, Seneca, Cicerón, Plutarco… entre otros, han testimoniado la importancia de dominar el arte de la expresión, de saber comunicar.

En cierta ocasión, el periodista Manuel Campo Vidal, en el Foro La Región, dio una conferencia titulada “Comunicamos o fracasamos”. Afirmaba que “saber comunicar bien es una habilidad que se puede aprender y mejorar”; sin embargo, reconocía que ni en los centros educativos ni en las universidades se toma en serio este tema. Y debió entonces de tomar buena nota Lois Babarro, que estaba presentando al ponente y se ratificaba en que "todo es comunicación". Y ahora el Seminario Menor auspicia esta Escuela de Oratoria.

Desde hace dos años (orden de 15 de julio de 2015), la asignatura de oratoria está incluida como materia de libre configuración en Educación Secundaria Obligatoria (ESO) en los centros educativos gallegos, tal como se enuncia “para aprender a expresarse, orar en público, debatir y convencer”. Y se justifica en términos como que “el arte de hablar en público ha conseguido en muchas ocasiones transformar sociedades y personas. Emplear la palabra ante el público es una habilidad cada vez más necesaria. Necesitamos aprender a hablar en público para participar en la mejora colectiva y democrática de la realidad, para configurar nuestra trayectoria académica y profesional, y para fortalecer una imagen propia positiva ante nosotros mismos/as y ante las demás personas”.

Expresarse y hablar correctamente, con las palabras adecuadas, dominio de idea y forma, esa es la base. Decía Luis Vives en “Diálogos sobre la Educación” que “una palabra capciosa impide la confianza y quiebra la dicción correcta para caer en hormas insulsas e impropias”.

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