Opinión

Pleitesía y vasallaje

Algunos políticos aún no han evolucionado y permanecen anclados en el pasado. Va más allá de la mera cuestión ideológica de cada uno. Es ya una cuestión de cultura general y educación. Ejemplo de ello ha sido lo acontecido con motivo del Mobile World Congress. Como se informó, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, no asistió a la recepción oficial del rey Felipe VI, previa a la cena oficial de inauguración de aquel evento.

Sus argumentos son de Perogrullo: “Es un acto de pleitesía y vasallaje impropio de una democracia del siglo XXI". El auténtico motivo no tenía fundamentos protocolarios, que también los ignora, sino expresamente políticos derivados de la situación por la que atraviesa Cataluña por mor de las pretensiones independentistas y criticando la postura del jefe del Estado por su discurso de 3 de octubre, donde obviamente puso de manifiesto que hay que respetar la Constitución y, por ello, España no se puede fragmentar.

Pues bien, esta actitud de la regidora municipal catalana no deja de ser un acto de falta de educación y la vulneración de los principios básicos de lo que se entiende por “cortesía institucional”. Porque a lo mejor no sabe que ya no estamos en el Medioevo y que ya no existe tal concepto de “pleitesía y vasallaje”. Y que lo que en protocolo se conoce como “besamanos”, es una fórmula ceremonial en la que simplemente los invitados saludan a los anfitriones. Y por supuesto sin besar ninguna mano. Es un simbolismo, pues el invitado se limita a coger la mano de quien se la tiende y le ofrece, lo que se llama “beso seco”, sin rozar con los labios el dorso de la mano ofrecida.

La ínclita munícipe continuó justificando su actitud, afirmando que en los actos propios del Congreso “nos relacionaremos con respeto entre representantes de diferentes instituciones” y matiza por si no quedó claro: “Pero una cosa es el respeto institucional y otra la pleitesía. Más en los tiempos que corren, impropio de una democracia del siglo XXI”. Lo dicho, debería asistir a un curso avanzado de protocolo para que sepa que la figura del alcalde tiene unas obligaciones protocolarias que cumplir y que jamás puede actuar de forma sesgada, porque representa a la totalidad de los ciudadanos de su municipio y, por lo tanto, su postura ha de ser siempre institucional y de respeto, aun cuando no comparta opiniones o actitudes.

Y en la misma línea actuó el presidente del Parlamento de Cataluña, quien tampoco asistió a la recepción oficial del monarca, aunque éste optó por estar calladito. Le bastó con asistir al acto con un lazo amarillo.

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