Opinión

Un tipo educado

Vicente del Bosque ha dejado huella en el ámbito deportivo y especialmente al frente de la selección española de fútbol. No obstante, queremos también resaltar otro aspecto donde ha destacado: un ejemplo de buena educación.

Esa bonhomía es un activo de este profesional quien ya ostenta el título del Marqués de Del Bosque, concedido por el rey Juan Carlos I, valorando su "gran dedicación al deporte español y por su contribución al fomento de los valores deportivos que merecen ser reconocidas de manera especial". Conocida esta concesión, él mismo reconocía que le dan “corte y apuro” tantos títulos y distinciones hacia su persona, lo que pone de manifiesto su sencillez.

Pero además, también recibió otras distinciones como la de Doctor Honoris Causa por la Universidad Pontificia de Salamanca reconociendo que es un “modelo de convivencia” y porque ha demostrado al mundo que una escuela de fútbol puede ser también una escuela de valores o el Premio Especial Escuelas Católicas de Castila y León por ser un “Maestro Ejemplar” y por su activa difusión de la educación, el respeto y otros valores sociales a través del deporte y específicamente en “su defensa constante de la solidaridad, el respeto, la tolerancia, el esfuerzo, el sacrificio, la disciplina y la modestia desde su posición pública son un ejemplo de conducta para todos, para nuestros alumnos y para los centros educativos que persiguen el mismo objetivo que Del Bosque: educar en valores con hechos".

El propio Vicente del Bosque reconocía que “la educación de tus propios hijos no es tan fácil. Quieres lo mejor para ellos e intentas que sean buenos chavales y sean felices. De eso se trata. Dirigir a la selección tiene dos cometidos principales: desarrollar la estrategia deportiva (elegir a los jugadores, el esquema de juego...) y gestionar personas. Y a veces, lo digo despacito, hemos tenido influencias que no han sido nada buenas para la convivencia”.

Preguntado acerca de la influencia positiva y el juicio ético que genera su persona, respondió que “quizá más los jugadores, que tienen mucha importancia porque los niños tratan de imitar todo lo que hacen (un control, un pase, una parada…) hasta imitan la celebración de un gol y cuando se comportan mal eso llega a los chavales. Intento ser lo más moderado posible en mi labor y en el banquillo porque incluso yo me siento incómodo cuando me veo por televisión haciendo algo que no se corresponde conmigo”.

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