Opinión

Violencia en las aulas

Nueve de cada diez profesores convive con situaciones de violencia en su centro escolar, como peleas, vejaciones o vandalismo, y el 75% de los docentes cree que tiene muy poca o ninguna autoridad en las aulas, según se desprende de un estudio que acaba de presentar el sindicato CSIF. Dicho de otra manera, la situación de convivencia escolar no atraviesa por su mejor momento y afecta incluso a los profesionales que tienen la responsabilidad de formar a nuestros hijos.

Formar, decimos, porque educar ya es competencia parental, como reiteradamente hemos venido comentando y manifestado en otros artículos y en los que hemos abordado esta problemática y en referencia a otros informes similares donde se pone de manifiesto que ciertamente ahora mismo el ambiente escolar no parece muy propicio para una pretendida sana convivencia. Y no sólo aludimos a las situaciones de acoso que se registran, sino a que ya se ha perdido el respeto al propio profesional que imparte la enseñanza.

Volviendo al citado estudio, los docentes describen amenazas por parte del alumnado y las familias, falta de respeto y reconocimiento de la autoridad docente, violencia psicológica y situaciones de indefensión. Más de la cuarta parte de los profesores encuestados considera que la vida en las aulas no es agradable y que la disciplina es insuficiente, y tres de cada cuatro siente que tiene muy poca o ninguna autoridad. Las situaciones de violencia más habituales que describen son “peleas, insultos y vejaciones entre compañeros, vandalismo y destrozo de material escolar, violencia psicológica, episodios y conflictos con un componente racista y enfrentamientos a través de redes sociales, como whatsapp”.

De hecho, el CSIF propone una reflexión sobre el clima de convivencia en las aulas y la necesidad de llegar a un pacto social, en el que se involucren todos los agentes de la comunidad educativa, medios de comunicación, sociedad civil y responsables políticos, “para convertir los centros en espacios de ‘tolerancia cero’ hacia cualquier manifestación de violencia” y que los docentes “puedan trabajar en un ambiente propicio para la labor educativa”.

Tan importante es educar como formar. Se tiene que producir una simbiosis si queremos tener unos ciudadanos que sepan que convivencia significa compartir un espacio con otras personas, aunque no siempre coincidamos con ellas en sus pensamientos.

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