Opinión

CALOR

Hasta 40 grados a la sombra, sudores, paso lento, y 46 en los expuestos al sacrificio al sol de una jornada aplastante. Corrió el día, uno más desde el sábado, bajo termómetros encendidos e influencia de aires africanos, de esos que nos torturan en las últimas horas más incluso de lo que la prima de riesgo y el dichoso copago farmacéutico lo hacen en las últimas semanas. Cerrando el día, ya a última hora ayer, comenzaba a notarse la retirada del puñetero anticiclón que a más de uno hacía renegar del manifiesto deseo de cerrar invierno y rigores cediendo el paso al primer respiro -aún leve hoy según pronostican-.

Todo un largo invierno suspirando por colgar en las retuertas abrigos, chubasqueros y gabanes, descontando horas para rellenar cajones con ropa de verano y deseando lucir colores para, sin embargo, en apenas dos días aborrecer camisetas pegajosas, sudores urbanos, paseos sin acojo y horas centrales. Luego, cabreados y sudorando, empaquetarse encerrado en casa a la espera de que un jodido anticiclón se largue con la fresca de la mañana. Aventuran para el fin de semana tiempo de alivio, todo lo fresco que visto lo visto pudiera esperarse de la fecha, el tiempo y la situación de un Ourense en embudo, asustado, impaciente y ardiendo.

Habla el pronóstico del día de 'nubes contenidas', más incluso de lo que de contención pueda traer a cuentagotas el copago y sus jeringados efectos desde el domingo, y regreso en ardentía y confusión en el comienzo de la semana. Piscinas, terrazas a la sombra, refrescos helados, helados pensamientos y orillas al paseo fueron ayer una vez más obligados acompañantes de los que en libertad laboral pudieron aliviar pesares abafados de calor y hasta las domingas del verano, el puñetero verano que, ahora sí, parece llegar para quedarse.

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