Opinión

3.207

E s una cifra más. Detrás de cada número hay, había, una persona. Alguien como usted o como yo, cuyo único anhelo era poder vivir dignamente. Pero esas 3.027 personas perdieron la vida intentando alcanzar las costas europeas. Su tumba ha sido el Mediterráneo.

La cifra, 3.027, la ha dado la Organización Mundial de Migraciones y alcanza de enero hasta ahora. Como para echarse a temblar. Lo malo es que ante esta tragedia la Unión Europea no hace nada o casi nada.

Vivimos en una sociedad donde los satélites son capaces de fotografiar a un tipo que se está rascando la barba a la entrada de una cueva en Afganistán pero al parecer a nadie se le ocurre que esos mismos satélites sirvan para perseguir a los tratantes de hombres, a los esclavistas del siglo XXI, a esos desalmados que hacen negocio a cuenta del deseo de quienes sueñan con Europa pensando que encontrarán una vida mejor. Insisto en que resulta insoportable la pasividad de las instituciones europeas. Hasta ahora solo escu- chamos lamentos de los responsables europeos pero esos lamentos no vienen acompañados por una intervención decidida a frenar la tragedia.

De enero a ahora han muerto 4.077 personas que huían buscando una vida mejor, y tres mil lo han hecho en las costas europeas. Díganme si no es como para que la Unión Europea tomara cartas en el asunto.

Y al drama de los muertos se suma el de los desaparecidos. Porque el mar ha arrojado 3.027 cadáveres a las playas pero es superior el número de quienes parecen haber sido tragados por las aguas, de los que no se sabe nada.

Me pregunto que más tiene que pasar para que se haga algo. No comprendo por qué no se lucha eficazmente contra las mafias que se enriquecen vendiendo pasajes en una patera de papel que termina naufragando porque no tiene condiciones para soportar los vaivenes del mar y mucho menos a un número superior a personas de las que puede albergar. Cuesta admitir la incapacidad de las autoridades europeas para abordar el problema en los países de origen de estos emigrantes.

Saben, tengo la impresión de que los responsables políticos gastan su tiempo en asuntos que a veces no son tan relevantes y sin embargo no dedican ese tiempo y energía a algo tan sustancial como evitar esa sangría de muerte que se produce delante de nuestras narices en el Mediterráneo.

Acuérdense, no lo olviden: 3.027 personas han muerto en aguas del Mediterráneo. Han muerto mientras soñaban alcanzar las costas europeas donde creían iban a encontrar una vida mejor.

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