Opinión

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Aún es joven, tan solo tiene treinta y ocho años, y si se la mira bien es evidente que sigue siendo plenamente válida. Puede que necesite algunos retoques, pero solo eso, retoques, porque el tiempo pasa y siempre es bueno ponerse a punto con los nuevos tiempos.

Aun así puede que la mayoría de ciudadanos nos sigamos sintiendo cómodos aunque estemos abiertos a esos retoques que pueden mejorarla.

El caso es que este 6 de diciembre volvemos a conmemorar el aniversario de la Constitución y como en otros cumpleaños habrá ausencias. Sinceramente, no comprendo a quienes se niegan a celebrar una Constitución gracias a la cual hemos vivido nada menos que treinta y ocho años en democracia y libertad en un marco en el que cabemos todos.

Una cosa es reclamar su reforma o una nueva puesta a punto, pero otra cosa muy distinta es denostarla y querer partir de cero. Sería una estupidez, una manera de adanismo que los españoles no nos merecemos.

El balance de estos treinta y ocho años es más que positivo y solo los mal intencionados o los pusilánimes pueden decir lo contrario.

En cualquier caso, es necesario atender las demandas de quienes reclaman una puesta a punto sobre todo del Titulo VIII.

En estos momentos en el mundo nacionalista hay dos posiciones bien distintas, la de los nacionalistas vascos representados por el PNV, y la de los nacionalistas catalanes representados por Esquerra y la antigua Convergencia.

Los primeros quieren impulsar cambios pero siempre dentro de la ley y con un amplio consenso. Los segundos se han echado al monte y en vez de hacer política están comportándose como una pandilla de insensatos provocando una división imperdonable dentro de la sociedad catalana.

No obstante, en esta legislatura recién estrenada, se deberían de dar los primeros pasos para estudiar la conveniencia de esa reforma y sobre todo su alcance. De manera que es más que oportuna la petición del PSOE de que se cree una subcomisión que vaya trabajando en esta dirección. No deberían de negarse ni el PP ni tampoco Ciudadanos que prefiere que sean los partidos los que aborden las primeras discusiones de la reforma fuera del ámbito parlamentario. Creo que los líderes de Ciudadanos se equivocan en este punto porque el Parlamento debe de ser el centro de cualquier debate y acuerdos que puedan afectar nada menos que a nuestra Carta Magna.

Pero mientras nuestros políticos se van poniendo de acuerdo en dónde y cuándo, sigamos celebrando cada aniversario de la Constitución del 78. Así que ¡feliz cumpleaños!

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