Opinión

El cambio necesario

Mariano Rajoy ha dejado dicho que el PP ha ganado las elecciones pero que no está satisfecho con el resultado, que no han sabido comunicar bien con los ciudadanos y que piensa repetir como candidato a la presidencia del Gobierno.

No sé ustedes pero yo esperaba algo más de la comparecencia del presidente de Gobierno.

Sus palabras no han sido precisamente un modelo de autocrítica y acaso reflejan el empecinamiento de quién se resiste a ver el enfado profundo de los ciudadanos, porque cree que el crecimiento económico es razón suficiente para que confíen en él.

No digo yo que el presidente se tenga que flagelar en público, pero ya digo que una dosis mayor de autocrítica no habría estado de más. Eso sí, algunos de los "barones" de su partido que acudieron a la reunión de su junta directiva nacional sí entonaron esa autocrítica.

Y es que la derrota del PP en las elecciones del 24 de mayo obligan a este partido a proceder a una reflexión sincera sobre lo sucedido. Repetir que han sido la fuerza más votada es un ejercicio inútil que solo les lleva al ridículo y a la melancolía. La única realidad es que han perdido.

Los dirigentes del PP deberían de tomar nota de lo que les ha dicho el electorado. Las medidas adoptadas durante los años de la crisis puede que hayan gustado a Bruselas, a Merkel y al FMI, pero lo cierto es que miles de familias se han quedado en la estacada, el Estado del bienestar ha sufrido grandes recortes y la reforma laboral ha provocado más desempleo. Podrán decir que sin las medidas que adoptaron no estaríamos saliendo ahora de la crisis, lo que no es cierto del todo porque había otras "recetas" para hacerlo, pero pongamos que fuera así, lo que sobre todo ha faltado a los dirigentes populares es empatía con quienes peor lo estaban pasando.

Ni Mariano Rajoy ni sus ministros han sido capaces de buscar la complicidad de la sociedad explicando lo que hacían y porque lo hacían.

Los casos de corrupción también les ha pasado factura. En vez de pedir perdón a la sociedad y reconocer los errores cometidos por los suyos, los dirigentes populares se pusieron a mirar hacia otro lado haciendo ver que no conocían a Bárcenas y compañía. Así que mientras una inmensa mayoría de ciudadanos sufría los efectos devastadores de la crisis, al mismo tiempo se iba conociendo como los "sobres" con sobresueldos iban de un piso a otro en la sede de Génova 13 o como la sospecha de haber favorecido a diferentes empresas suponía un beneficio para la formación según se ha venido publicado en distintos medios de comunicación.

Pero sobre todo, insisto, los dirigentes del PP se han mostrado ajenos al sufrimiento de la sociedad, a su sacrificio.

Hay quienes, desde las propias filas del PP, abogan por la necesidad de un cambio generacional, y sin duda ha llegado la hora del relevo para algunos de sus dirigentes. Pero el problema del PP no es la edad de sus lideres sino sus errores.

El PP necesita una catarsis o de lo contrario no podrán recuperar la confianza de los ciudadanos. No basta con que las cifras macroeconómicas empiecen a encajar o que empiecen a ser evidentes los primeros signos de la recuperación, hace falta algo más y ese algo más pasa porque abran las puertas y ventanas y dejen entrar aire limpio.

Si el PP se enquista, si no se enfrentan a un proceso de renovación, si insisten en engañarse a sí mismos creyendo que engañan a los demás por decir que son el partido más votado, terminarán siendo barridos en las próximas elecciones generales, y si no al tiempo.

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