Opinión

El drama de Venezuela

Por más que Nicolás Maduro clame acusando a diestro y siniestro que hay una conspiración de la derecha contra Venezuela lo cierto es que es innegable que ha sido el propio régimen chavista quien ha sumido al país en el caos y en la miseria. Hay que ser muy ciego, muy insensible, y desde luego muy laxo en la defensa de la democracia para permanecer impasible ante lo que está sucediendo en Venezuela. El régimen chavista ha venido manteniendo una apariencia de seudodemocracia pero esa apariencia ha ido desvaneciéndose y ahora hemos asistido al último capítulo de un drama: el del golpe que intentaba perpetrar Nicolás Maduro ordenando a su Tribunal Supremo que disolviera el Congreso.

En España, los dirigentes de Podemos se enfadan cuando se les pregunta por lo que sucede en Venezuela. Pero es inevitable hacerlo por más que sean decepcionantes sus explicaciones inexplicables.

Pero volviendo a lo que sucede en Venezuela creo que la presión internacional, las condenas al autogolpe de Maduro, y las primeras grietas que se han producido en el propio régimen, deberían de servir para reconducir la situación política en el país a través de nuevas elecciones generales, eso sí, con la previa liberación de todos los presos políticos. Porque en Venezuela hay presos políticos sí, todos aquellos que han tenido el suficiente valor para enfrentarse democráticamente contra el chavismo.

Los países latinoamericanos tienen que ser los protagonistas de la acción política ejerciendo su influencia para ayudar a Venezuela a recuperar la senda de la democracia.

La mayoría de los venezolanos están sufriendo lo indecible viviendo en los límites de la supervivencia. Y no olvidemos que Venezuela es rica en recursos naturales, entre otros el petróleo.

Pero ojo, no debemos de olvidar que el triunfo del populismo, el triunfo de Chávez se debió al cansancio de los propios venezolanos de haber sufrido años de gobiernos corruptos. Algo así sucede hoy en día en Europa, donde los movimientos populistas pisan los talones a los partidos tradicionales por los escándalos de corrupción de éstos y por su incapacidad para resolver los problemas reales de los ciudadanos. Desde luego el populismo no es la solución sino que además agrava esos problemas. Pero no olvidemos que cuando la gente vuelve los ojos a los populistas lo hace por la desesperación ante el fracaso de los partidos tradicionales.

Venezuela está pagando muy caro haber apoyado el populismo de Chávez perpetuado en Maduro.

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