Que a estas alturas Francisco Franco sea noticia día si y día no, es una anomalía con la que hay que acabar. La decisión del Gobierno de sacar a Franco del Valle de los Caídos es del todo acertada. Es insoportable que el dictador esté enterrado con sus víctimas. Y sí, ha llegado la hora de acabar con esa situación. Creo que una vez tomada la decisión no queda más que exhumar el cadáver y entregárselo a sus familiares y es de suponer que, con la ley en la mano, se podrá evitar que Franco sea depositado en un lugar tan emblemático como la Catedral de la Almudena.
Es evidente que la familia está echando un pulso al Gobierno pero es igual de evidente que ese pulso ni lo deben, ni lo pueden ganar. La familia debería de hacerse cargo de los restos de Francisco Franco y enterrarle en el lugar que consideren conveniente, siempre y cuando ese lugar no sea un espacio con la trascendencia pública que es una catedral. Lo que resulta cansino es que el cadáver de Franco se convierta en un problema para el Gobierno y por tanto para los ciudadanos. Más de cuarenta años después de su muerte Francisco Franco no puede estar en los titulares de los medios.
En mi opinión, la vicepresidenta Carmen Calvo debería de haber sido más prudente a la hora de "filtrar" su conversación con el secretario de Estado del Vaticano, y sobre todo los posibles acuerdos adoptados. Pero en todo caso, más allá de los aciertos o desaciertos de la vicepresidenta, la Iglesia no puede lavarse las manos en un asunto como este. Tampoco el Gobierno puede continuar dándole vueltas a qué hacer con el cadáver ante la actitud de los familiares del dictador.Los ciudadanos del 2018 tenemos problemas reales
que no pasan por el cadáver de Franco. El Gobierno debe de proceder ya a la exhumación del cadáver y echar mano de la ley para impedir que la familia intente burlarse de los ciudadanos llevándole a la Catedral de la Almudena. Pero lo que no puede consentir el Gobierno es que Franco sea un problema, aunque sea un leve problema.
El asunto de la exhumación huele. Ya está bien.
