Opinión

Los 'follow me' de Podemos

FIR (Flight Information Region), región de información de vuelo. En el mundo hay 9: Norte América, América Central, Sur América, Atlántico Norte, Europa, África, Oriente Medio y Asia. A su vez se subdividen en otras FIR; en España hay 3: FIR Madrid, FIR Barcelona, FIR Canarias.

Verticalmente hay 2 divisiones: FIR inferior, desde el suelo hasta 24.500 pies, y UIR (Upper Information Region) desde allí hasta 46.000 pies. Luego están las Áreas de Control (CTA), que dejan un espacio libre hasta cierta altura, para que puedan operar los ‘vuelos visuales’: en España hay 8. Luego las Áreas Terminales (TMA) que reúnen uno o varios aeropuertos: TMA Galicia, TMA Sevilla, TMA Valencia, etc., con rutas de Aproximación y Salida, donde confluyen varias Aerovías (AWY), en España hay 12 TMA. Luego las CTR (Controlled Traffic Región) y los Controles de Aproximación (APP) asociados a los aeródromos, para proteger las entradas y salidas de los ‘vuelos instrumentales’ (IFR). Están también las ATZ (Aerodrome Traffic Zone), que corresponden al movimiento de las aeronaves en las proximidades del aeródromo, para que la Torre de Control (TWR) pueda controlar en tránsito aéreo y proteger tanto los vuelos visuales como los instrumentales, en las distintas etapas y tipos de aproximación final, VOR, DME, ILS, LOC; en contacto visual con el terreno, etc.

Hay visibilidad vertical, visibilidad horizontal y visibilidad en la cabecera de pista. Hay controladores de tierra (GND), de torre (TWR), de aproximación (APP), de ruta (ACC). Hay condiciones meteorológicas de vuelo instrumental (IMC), de vuelo visual (VMC), de vuelo visual diurno, de vuelo visual nocturno.

Hay aeronaves de ala fija (aviones), hay aviones terrestres y aviones anfibios; hay aeronaves de ala rotatoria (helicópteros). Hay categorías de estela turbulenta: ligera, media, heavy; un Airbus 380 puede generar tal turbulencia en el despegue, que el ‘Helimer’ de Salvamento aunque hayan pasado 3 minutos, si se mete en sus vórtices no sería más que una hoja a merced de un vendaval.

Luego están los fabricantes: Airbus, Boeing, Antonov, ATR, McDonnell, Fokker, Embraer, Tupolev…, con sus aviones de largo alcance, de corto alcance, de dos motores, de cuatro, de hélice, jets, cargueros, militares, etc.

Y, por fin, y porque justifican todo lo anterior, los pasajeros: first class, business class, clase turista; con sus sueños, con sus risas, con sus ilusiones, con sus fracasos, con sus negocios, con sus amores, con sus trabajos, con sus ideologías, con sus creencias, con sus conocimientos, con sus expectativas, con sus hipotecas, con sus miedos, con sus tribulaciones, con sus impagos, con sus millones, con sus anhelos, con sus pensiones, con sus estudios, con sus currículos, con sus despidos, sus embarazos, sus bajas por enfermedad, sus quiebras por falta de liquidez, sus desempleos y sus desahucios. La gente. Tal cual.

Y al aterrizar, los ‘follow me’ y los ‘señaleros’ -no los que van de amarillo, que ya son solo un rescoldo pintoresco en los aeropuertos marginales-, sino los marginales de Podemos: puño arriba, mano abierta, dedos en ‘v’, ambos arriba: puño y ‘v’. Y los pablistas, los errejonistas, los populistas, los mordedores, los de las greñas, los antisistema, los habla paja, los fala pouco. Todos en su ‘folow me’ centelleante: ‘¡Sígueme! ¡Sígueme! ¡Sígueme en Twiter!’. 

Qué rápido. Qué rabia. Ya son todo aquello que denostaban: ¡Pura filfa! ¡Pura casta! ¡Pura risa!

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