Opinión

Saben aquel que diu...

Sabéis aquel que diu que va un manco en un autobús, y alguien se tira un cuesco, y todos los que van de pie enganchados a las barras se tapan la nariz con la otra mano, menos el manco, claro, que mira suplicante en derredor: “¿Me lo vais a dejar a mí solito?”

Y entonces ven que el manco (era gallego) lleva el reloj en el tocón, en vez de llevarlo en la mano buena, y uno le dice: “¿Por qué no llevas el reloj en el otro brazo, y así no das el cante?” Y el manco: “¡Sí, y después le doy cuerda con los huevos!”

Y, seguro que lo sabéis, aquel otro del condenado a muerte, que cuando lo conducen a la cámara letal pregunta muy esotérico: “¿Qué día es hoy?” “Lunes, señor”, le contesta el verdugo circunspecto. “¡Pues sí que empezamos bien la semana!”. Es humor negro. O criminal, según la fiscala generala del Estado. Por eso quiere enchironar, si se tercia, al concejal Guillermo Zapata.

A mí el tal Zapata –salvo que la al- caldesa de Madrid se parece a Pancho Villa por su ejército de imbéciles-y sus tuits me la traen floja. Es más, a mi suevo entender del humor, el único tuit que chirría en demasía es el que se refiere a Irene Villa. Pero la propia Irene –qué clarividencia en contraposición a tanto gilipollas- ya ha aceptado las disculpas del concejal. Y ha añadido, además, que le hace gracia cuando le llaman “mujer explosiva”.

Ah, pero viene el carantoñas del ministro del Interior y, entre guiños y batir de pestañas, como Pujol cuando mentía, dice que “pedir perdón no es suficiente”. Y le echa, al arrepentido Zapata, la fiscala generala. Y la “Ley mordaza”, si hace falta. Pero si el que desbarra e insulta es uno de los de su partido, como Rafael Hernando, que dijo que “los familiares de las víctimas del franquismo sólo se acordaban de desenterrar a los suyos cuando había subvenciones”, o como Benicio Alonso, también de PP, que le llamaba a Madina “el cojito de ETA”, la cosa cambia.

Mira que me lo ponéis difícil. Los peperetes. Lo de votaros, digo. Y a huevo: lo de callaros la boca. ¿Sabéis Sr. Rajoy, señor ministro, y demás camarilla, cuál es el mayor desprecio? El no dar aprecio. ¿Sabéis dónde radica la esencia ciudadana? En el Parlamento. ¿Sabéis qué hacía la Celia Villalobos jugando con el Ipad? Cachondearse de todos, ¡todos!, en nuestra propia cara. Pues hala, aplicaros el cuento. Y dejaros de criminalizar el humor. Aunque sea negro. O de gallegos. 

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