Opinión

Igualitarismo y machismo feminista

Dos mujeres famosas en sus países, la actriz española Paula Echevarría y la química nuclear estadounidenses Kara McCullough, sufren estos días acoso público por haber rechazado ser machistas o feministas y colocarse así como “igualistas”, “equalist”, como se definió la norteamericana.

La bellísima Paula Echevarría, de 39 años, lleva mucho tiempo triunfando en cine y televisión, medios en la presentan como una excelente profesional.

Kara McCullough es negra, tiene 25 años, y es famosa por su carrera científica, pero también porque desde el 14 de mayo es “Miss USA 2017”, título que ganó con su belleza e inteligencia. Hasta 2015 el concurso era propiedad de Donald Trump. 

Conseguir igualismo –que es lo que puede alcanzarse, aunque no la belleza natural de Kara—es el triunfo moral de una mujer negra y de altísimo nivel profesional. Tras rechazar implícitamente el feminismo militante por su agresividad, Echevarría y McCullough comprobaron la veracidad de su aserto: insultos, groserías y amenazas en los medios sociales. Es sorprendente que la palabra igualismo no exista en español, pero sí su equivalente, igualitarismo, que como dice el Diccionario de la RAE es “la tendencia política que propugna la desaparición o atenuación de las diferencias sociales”. Pero lo mismo que machismo se interpreta como agresividad masculina, feminismo debería ser igual en la mujer, pero pocos se atreven, como Echevarría y McCollough, a plantearlo: el término feminismo falsifica su significado.

Machismo y feminismo iguales pero enfrentados se dio en la fracasada concentración de Podemos, la semana pasada en la Puerta del Sol madrileña, en la que un grupo de feministas fue agredido e insultado por podemitas feministas, a los que las feministas podemitas respondieron con similar agresividad.

 Igualitarismo, igualismo. Es justicia y necesidad social, aunque sea políticamente incorrecto proclamarlo.

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