Opinión

Los indios muertos de Borrell

Las personas de inteligencia privilegiada suelen sufrir importantes contratiempos por despreciar conceptos que consideran secundarios cuando exponen sus principales ideas.

Está ocurriéndole desde el pasado martes al ministro de Exteriores, Josep Borrell, por decir de pasada que en EEUU los anglosajones mataron a “cuatro indios” para lograr la cohesión nacional, lo que le ha provocado críticas, entre otros, de sus enemigos los separatistas catalanes, de Podemos y del American Indian Movement (AIM), la principal organización de nativos estadounidenses.

Los anglosajones produjeron un genocidio de al menos doce millones de nativos especialmente en las “Guerras Indias”, dice esa organización, lo que contrasta fundamentalmente con la conducta de los españoles en California como ejemplo de otros territorios del sur del país bajo su dominio.

Los franciscanos españoles censaban cuidadosamente a los nativos, por lo que se sabe que en 1770, alrededor de las Misiones que iban construyendo desde San Diego a San Francisco, había 320.000 indios, pero una década después de la independencia mexicana eran 245.000. Con los primeros “anglos” en 1855 quedaron 50.000, y en 1910 solamente 20.000: las viejas películas del oeste enseñan cómo se mataba a los “salvajes” montados en caballos llevados allí por los españoles.

Lo de los “cuatro indios” de Borrell surgió en una intervención en la Universidad Complutense con su homólogo alemán, Heiko Maas, en una jornada que exponía las diferencias de las cohesiones estadounidense y europea.

A vuelapluma, para Borrell los anglosajones se cohesionaron social y lingüísticamente “matando a cuatro indios”, mientras que Europa no puede crear así un país similar.

No cuidar los detalles atrae conflictos: aparte de los indios, los separatistas catalanes y los podemitas han visto ahí un flanco para atacar al único miembro realmente brillante de este Gobierno.

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