Opinión

Manifestantes

Hasta los medios informativos que más presumen de seriedad mienten a veces para prestigiar alguna causa que sienten propia. Véase el caso de este fin de semana con la manifestación de separatistas en Barcelona por la libertad de “los Jordis”, presidentes de las cuadrillas del agitprop independentista, Omnium y ANC, detenidos por su agresivo cerco a la Guardia Civil durante un total de 17 horas.

El sábado al atardecer, con la capital catalana para ellos y 900 autobuses llegados desde la Cataluña profunda del integrismo nacionalista: se congregaron 750.000 manifestantes, según la policía municipal de Ada Colau.

Había oscurecido cuando los asistentes encendieron las linternas de sus móviles al unísono, como sus antiguas antorchas neonazis, lo que permitió retratar el verdadero volumen de la masa.

Periódicos y televisiones como La Sexta mantuvieron los “más de tres kilómetros”, con los que aun así, las cifras municipales darían 480.000 personas.
La longitud, quizás, fue de 1.200 metros. Desde luego, no 1.500, pero démoslos. Exageremos también el ancho a la calzada, 40 metros, que es más estrecha; olvidemos los obstáculos, y enlatemos a cuatro personas por metro cuadrado. 

El ejercicio nos da 240.000 manifestantes, un tercio de la cifra de la policía y casi todos los medios. 

Un fracaso que señala una tendencia de reducción nacionalista que podría cambiar el futuro de Cataluña: las manifestaciones constitucionalistas sí triplicaron esa cifra.

El 2 de octubre de 1975 un sumamente débil Francisco Franco, que fallecería un mes y medio después, balbuceó con voz quebrada su último discurso ante “millón y medio de personas” en la Plaza de Oriente de Madrid, proclamaban los medios de la época.

En realidad, en esa plaza solo caben, enlatadas de a cuatro por metro, 175.000 personas.

Separatistas catalanes exagerando como los franquistas: tienen similares escuelas nacionalistas.

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