Opinión

ONU: Poca España

El estreno de Felipe VI ante la ONU puede terminar en un pequeño éxito para España si la eligen miembro del Consejo de Seguridad para los años 2015-2016, en competencia con Turquía y Nueva Zelanda.

Como rey representa una España democrática y serena desde hace cuatro décadas, aunque quizás fracase tras la errática y nada firme política internacional de los dos gobiernos de Rodríguez Zapatero, y por la insignificante presencia diplomática de Mariano Rajoy; como para cambiar monarquía por república.

El Consejo de Seguridad, formado por quince países, es el verdadero gobierno de la ONU. Cinco son miembros permanentes con derecho de veto individual, EE.UU., Rusia, China, Francia y Reino Unido; los otros diez se renuevan cada dos años por grupos de cinco. España formó parte de ese Consejo en 1969-1970, en pleno franquismo. Luego, volvió ya con presencia y discursos de Juan Carlos I en 1981, 1993 y 2003.

El apoyo de Aznar como miembro del Consejo de Seguridad a la invasión de Iraq sólo le resto apoyos verbales, no reales. Lo revive en un libro apasionante el embajador allí, Inocencio Arias.

Pero España se desacreditó con la estampida de los 1.300 soldados españoles, enviados por Aznar como contingente de paz, ordenada por Zapatero nada más ser elegido tras los atentados islamistas del 11M de 2004.

Aquellas tropas no combatían y habían llegado cuatro meses después de la invasión angloamericana, tras la caída de Saddam Hussein. Zapatero quiso compensar la huida convirtiendo al Ejército en una ONG, y creando su pintoresca Alianza de Civilizaciones, pero aisló España, que sólo mantuvo cierta presencia internacional con la actividad diplomática de Juan Carlos I.

La que debe realizar Felipe VI, aunque más esforzada aún porque Rajoy parece también contar nubes.

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