Opinión

Políticos sin historia ni nación

La única respuesta que supo darle Pedro Sánchez a Pachi López en el debate entre socialistas sobre qué era una nación fue que un sentimiento unido a una cultura. Similar idea que los nacionalistas autonómicos, los falangistas y su versión moderna podemita, esa de la mirada clara y lejos, con la frente levantada, voy por rutas imperiales. Sentimentalismos frente a razón, intereses e historia: guerras y comercio, y una vez apaciguados casi todos se enriquecen cultura y sentimientos, incluidos los religiosos o los agnósticos. Estos socialistas, como los comunistas y los neofalangistas de Podemos, suelen ser más ágrafos que los de las derechas en historia y el análisis del verdadero origen de las naciones.

Los nacionalistas de las llamadas autonomías históricas, igual los de izquierdas que los de derechas, sí que tienen pasión por la historia, pero para manipularla fantaseando con reinos e imperios. Así, los independentistas catalanes se inventan inexistentes coronas, hazañas bélicas y culturales para fabricar clones de Pujol, Mas y Puigdemont.

Ahora que el Gobierno dice que va a analizar los libros escolares catalanes para corregir sus falsedades históricas –quizás el anuncio sea sólo propaganda-, Rafael Ribó, elexcomunista Defensor del Pueblo catalán, anuncia que podría denunciar al Estado por inmiscuirse en esa educación. Hay miles de libros que le enseñarían a los políticos españoles algo sobre la nación de la que cobran, pero parecen poco aficionados al estudio. Hasta los profesores universitarios a dedo sólo conocen series de ficción en televisión. Deberían saber algo de derecho, economía, Escolástica, Ilustración, y la verdad de las dos Repúblicas; cosas así.

Sí, sobre todo historia. Historia, porque al desconocer de dónde vienen estos personajes no tienen ni idea de a dónde les dejamos que nos lleven.

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