Opinión

Segadores contra Arrimadas

En todas las entrevistas con Inés Arrimadas todos los periodistas catalanistas le preguntan obsesionados por qué no canta el himno “Els Segadors” en las ceremonias públicas, a lo que responde que lo respeta poniéndose en pie, pero que nadie debe vigilar policialmente quién lo entona o no.

Hasta ahí llega el control de los nacionalistas sobre la expresividad de las personas, sin entender que es posible que a muchos catalanes puede repugnarles la letra de ese sanguinario himno declarado oficial quince años después de iniciarse de democracia.

Los nacionalistas lo impusieron en 1993 en el Estatuto autonómico –con apoyo de PP y PSC-PSOE- tras rechazar otros himnos más apreciados popularmente, como el “Cant de la Senyera”.

“El Segadors”, escrito en 1899 bajo el fracaso español de 1898, ensalza la revuelta en 1640 de los segadores que decapitaron a otros catalanes, empezando por el conde de Santa Coloma, noble catalán y virrey de Cataluña, y a soldados de Felipe IV acantonados allí para participar en la guerra contra Francia, y que abusaban de las poblaciones locales.

Es un himno de odio hacia aquellos mercenarios que el nacionalismo identifica como castellanos, catalanes botiflers o españolistas, y resto de los españoles, como demuestra en al menos 400 escritos el nuevo presidente Quim Torra.

Como llama a decapitar a cualquier enemigo, disgusta a muchas personas que saben que Jordi Pujol impuso esa letra para ahondar el enfrentamiento entre catalanes nacionalistas y los demás catalanes y españoles.

Ningún himno autonómico es tan brutal, y hasta el vasco “Eusko abendaren ereserkia” es étnico-religioso. El gallego, que en una estrofa rechaza a los enemigos “imbéciles y oscuros”, tampoco convence a quienes ven cierto racismo de su autor, Eduardo Pondal, defensor de la pureza céltica de los gallegos.

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