Opinión

Violencia hembrista

Todos pudimos ver en televisión las innumerables patadas, puñetazos y golpes de la cabeza contra el suelo que le dio una adolescente a otra en el patio de un instituto de Sabadell, Barcelona, mientras sus compañeras grababan la escena con sus móviles, y sólo le pedían a la agresora que parara porque había “gente viéndonos”.La emisión de las imágenes coincidía el pasado miércoles, día 5, con la presentación del último informe de la Agencia Europea de Derechos Fundamentales (FRA) sobre la violencia contra las mujeres europeas.

Las españolas no quedaban como las más maltratadas, sino las de los países nórdicos; pero, en todo caso, resultaba que el 33 por ciento de las europeas mayores de 15 años, 62 millones, ha sufrido algún tipo de agresión.

Pero la encuesta no planteaba ninguna pregunta sobre la violencia entre mujeres y, de hecho, cualquiera de ese 33 por ciento pudo haber sido atacada por otra en actos de brutalidad hembrista. Lo que es muy posible es que el carácter violento tenga poco que ver con los sexos, y sí con la fortaleza física. Los débiles, sean mujeres, hombres, tribus o naciones, suelen ser víctimas de mujeres, hombres, tribus o naciones fuertes.

Así que las víctimas más comunes en las relaciones hombre-mujer suelen ser las mujeres, aunque muchas –y muchos hombres—débiles tienen como armas un carácter capaz de vencer al del fuerte, lo que a veces provoca reacciones violentas de éste.

Que la mujer seguramente es tan violenta como el hombre aparece en las encuestas sobre asesinatos de parejas en España durante 2013: el machismo mató a 48 mujeres y cinco niños, mientras que las débiles hembristas mataron a 26 hombres y ocho niños.

Además de diferencias entre sexos, deberían estudiarse los pesos y musculaturas.

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