Opinión

Debate sobre la belleza

Estoy meditando seriamente no volver a escribir una línea sobre el ilegal referéndum de Cataluña porque sospecho que hacerlo y de la forma constante y diaria con la que los comentaristas de prensa nos hemos enfrentado al fenómeno desde que Puigdemont y el resto de sus socios proclamó unilateralmente la fecha de esta caricatura de consulta, le hace gordo el caldo a los independentistas y yo no tengo mayores deseos de convertir mis escritos en publicidad gratuita para esta tropa. Espero simplemente que todos los que han organizado un disparate como el que han organizado acaben rindiendo cuentas a la Justicia. Ya lo están haciendo, con la Guardia Civil actuando con la honestidad, la eficacia y la experiencia que caracteriza a un cuerpo bicentenario y honorable al que la carne de cañón del independentismo ha puesto a prueba de sabiduría y paciencia por las calles de Barcelona. Pero los jueces actúan en defensa del Estado de Derecho y algunos de los cabecillas de esta algarada infame han sido detenidos y la soldada que rompe lunas de establecimientos y quema automóviles ha sido acusada de sedición por la fiscalía y responderá de sus actos que acarrean, en muchos casos, penas de prisión. La situación está a estas alturas como está, la votación como tal no va a celebrarse y a lo mejor Puigdemont no tiene otro remedio que declarar sin más la República Independiente de Cataluña sin urnas, sin papeletas, sin censos y sin resultados. Declararla por las buenas y esperar  que venga a detenerlo. Igual todo acaba en eso.

Por lo tanto, lo que el cuerpo me pide en estos momentos es hablar y escribir sobre otras cosas. Sobre la belleza por ejemplo, que es un argumento tan socorrido pero tan lícito como el que más cuando uno quiere perderse por los caminos del espíritu huyendo como del diablo de una situación que ya no tiene más que hablar ni más recorrido. Que hablen los jueces, que dicten sus sentencias y ya veremos lo que puede reconsiderarse y aplicarse al día siguiente. En charla de café y al cariño de una tarde ya de otoño, luminosa pero ligeramente metida en niebla, hemos planteado los amigotes algunas cuestiones relacionadas con el irregular cine de Pedro Almodóvar y su personal e intransferible concepto de la belleza. ¿Quién es más atractiva en sus películas, Victoria Abril, Marisa Paredes, Bibiana Fernández o Ángela Molina?... Pues ese es otro debate, si señor. Pues lo  afrontaremos. Hasta el 1 de octubre hay tiempo.

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