España iba bien en crecimiento, estabilidad y fiabilidad según el “Barómetro 2017 del clima de negocios en España desde la perspectiva del inversor extranjero”, pero quizás haya cambiado la tendencia desde este otoño con falsa independencia de la Generalidad catalana.
El barómetro lo elabora anualmente la escuela de negocios IESE, Invest in Spain del Instituto Español de Comercio Exterior, importantes multinacionales y Marca España, que investiga “cómo nos ven fuera” con el Real Instituto Elcano estudia.
Sirve de referencia sobre qué piensan los empresarios extranjeros de España según las encuestas hechas a 785 empresas, que dieron la buena noticia de que hasta este verano el 95% de ellas preveían mantener o aumentar sus inversiones este año, el 94% aumentar o mantener los empleos, y el 91% aumentar o mantener la facturación.
Los inversores destacan como positivo en España las infraestructuras, la calidad de vida (incluida la sensación de seguridad), y la buena relación calidad/coste del factor humano.
Pero, muy importante, el tamaño del mercado: España ya no es un mercado local. Ahora es mucho más amplio porque sirve de base para acceder a los mercados exteriores, dicen las multinacionales.
Es una plataforma desde las que más de un 70% de las empresas encuestadas exportan, y la previsión para el futuro es el aumento de esa actividad.
Las debilidades son las múltiples burocracias –legislaciones autonómicas y estatales-, los costes de electricidad, el reducido gasto público en I+D+i, aspectos fiscales como las cuotas a la Seguridad Social y el impuesto de sociedades, y el poco dominio de idiomas extranjeros de los españoles.
España iba bien, pero llegó el otoño y estalló lo de Cataluña: habrá que esperar al barómetro de noviembre de 2018 para saber cómo se transformó esta imagen tan positiva.
