Opinión

La fuerza de una advertencia

Los resultados de la reunión mantenida en Madrid por representantes de PP y Vox –sinceramente no sé qué pinta una reunión en Madrid cuando lo que se discute en ese encuentro es el futuro político de Andalucía- proclaman el talante que esta formación de nuevo cuño va a gastar a partir de la fecha tras percatarse de que una opción en principio anecdótica ha calado y vaya si ha calado. Vox es el producto de un descontento como lo fue en su momento Podemos; una reacción iracunda y destemplada a un cúmulo de situaciones que exasperan a una porción de ciudadanos, y la habilidad de ciertos dirigentes para encauzar esas sensaciones. Lo mismo que ocurrió con la hueste de Pablo Iglesias al tocar poder a partir de unas elecciones europeas, Vox se ha cultivado el ego compareciendo en la mesa negociadora con un PP ávido de presidir la Junta y quebrar los cuarenta años de dominio socialista, llevando en la carpeta un protocolo de exigencias disparatado y tan absurdo que incluso tragándose sus irrefrenables deseos, el PP ha tenido que negar. Podemos, lo primero que pidió para pactar con el PSOE fue controlar el CNI y el ente público de información RTVE –cuestión esta última que sospecho ha logrado tras la moción de censura y la llegada de Sánchez a la Moncloa- ofreciendo esa faceta controladora que tanto caracteriza a la vieja escuela totalitaria. Vox tiene esa misma manía.

El cómo y el con qué se va a saldar la crisis andaluza aún está por ver, y podría incluso no solventarse y obligar a la convocatoria de nuevas elecciones. Pero con independencia de esta cuestión mayor y tan trascedente como poner patas arriba el ámbito político andaluz consagrado tras casi cuarenta años de inamovible mandato, pone sobre el tapete el preocupante posicionamiento de este nuevo partido enchulecido por sus sorprendentes –o quizá no tan sorprendentes- resultados. Su presencia, sus exigencias, su discurso despectivo, sus modales sobrados deberían hacernos reflexionar. Especialmente sobre los motivos que han propiciado este nacimiento y las consecuencias de un tratamiento inadmisible de las exigencias secesionistas que han derivado en un conflicto con la salida cegada. Vox es hoy tendencia, advertencia y amenaza.

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