Solo han trascurrido 24 horas desde que el presidente del Gobierno eligiera a Pepu Hernández como su candidato a la alcaldía de Madrid y los periódicos ya han tenido noticias de la posible comisión de un delito fiscal por parte del aspirante oficialista cuyo nombramiento ha puesto de los nervios a la Federación socialista madrileña, que tiene fama en el ámbito político, de circunscripción capaz de matar a su propia madre. Según las informaciones publicadas nada más saberse que Hernández era el elegido por Sánchez, el ex seleccionador nacional constituyó una empresa instrumental llamada “Saitama 2006 SL” -en homenaje a la ciudad japonesa donde el combinado nacional que dirigía obtuvo la medalla de oro de los Mundiales de aquel año- que compartía con la que entonces era su esposa, Belén Cebrián, y con la que gestionó los rendimientos de sus actividades de imagen y autor. Repercutiéndolos en ella, la pareja adquirió bienes inmuebles en Ridadesella, que le permitieron ahorrar impuesto aunque la mencionada sociedad no tuviera nada que ver con esta actividad inmobiliaria. De hecho, se sabe desde hace algún tiempo que Pepu Hernández había facturado a través de la firma y como fruto de sus charlas y conferencias, casi 700.000 euros. Y hasta aquí puedo leer…
La mencionada Federación de la que es secretario general el gallego José Manuel Franco al que también se puso hace algunos meses en serios apuros en virtud de la guerra de los curriculum -que se cobró varias piezas de caza mayor aunque dejó vivo al antílope padre-, ha puesto la mano en el fuego por Pepu Hernández, de cuyo comportamiento fiscal dicen no albergar dudas. En todo caso, y como en política la única fórmula casi garantizada para acertar es la de pensar mal, conviene no olvidar el humillante tratamiento que el actual presidente del Gobierno aplicó a Tomás Gómez al que destituyó públicamente en una ceremonia denigratoria de las que marcan de por vida. A lo mejor el chivatazo viene de ahí. Nunca se sabe.
Hernández tendrá que imponerse en unas primarias y dicen las malas lenguas que si las gana, su protector no podrá votarlo. Sánchez está censado en Pozuelo de Alarcón y no en Madrid. Cosas de Sánchez.
