Opinión

Los malos y los peores

Me preguntaban hace relativamente poco por qué en Cataluña los grandes partidos no han conseguido poner a su cabeza personalidades de categoría. Salvo Ciudadanos, que juega de local y que ha encontrado un filón en Inés Arrimadas, el resto tiene a sus cabezas auténticas medianías. Iceta es un activo muy pobre en una demarcación que exigía personajes de entidad y ha ido además perdiendo fuelle y capacidad de día en día. Ocurrió con Sánchez Camacho y ocurre con García Albiol en el PP, el último de los cuáles ha acabado abandonando tras sus continuos descalabros, sumándose a la larga lista de dirigentes populares catalanes a los que acaba por devorar el propio fracaso. En Podemos, ha caído Xavier Domenech y ha sido sustituido por una juvenil Noelia Bail cuyos méritos caben en una chincheta y a la que nadie –ni siquiera sus compañeros de partido- conocen. De lo que se trata es de que no se haga sombra al líder y su señora, y sino que se lo pregunten a Carolina Becansa.

El problema es que tampoco en las filas independentistas hay nadie que deslumbre. El bloque independentista es potente en la suma y sobrevive por la indulgencia enfermiza de sus votantes no por sus méritos. Tanto Mas, como Puigdemont y como Torra son unas mediocridades objetivamente hablando a los que salva el pacto no escrito de silencio que envuelve todos sus actos y los de las formaciones que han liderado. A título individual son malos de solemnidad. Los hay que aseguran que son muy listos. A mí no solo no me lo parecen sino que el tiempo acabará demostrándolo. 

Con semejantes mimbres, los partidos constitucionalistas poco pueden esperar y menos ahora que el Gobierno debe enfrentarse a la sensación cada vez más arraigada de que el independentismo no va a contribuir a aprobar los famosos presupuestos. El Gobierno camina pisando cable tras cable y ayer pisó otro colocando a la abogacía del Estado en una situación muy complicada cuya utilidad tampoco está clara. Ha conseguido enfrentarla a la Fiscalía y para nada. De hecho, el independentismo no quiere penas tibias para los encarcelados sino simplemente que los pongan en la calle.  Y eso no hay quien lo desatasque.

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