Opinión

Mañana nunca sabes

El permiso de paternidad solicitado por Pablo Iglesias a raíz del nacimiento de sus gemelos, se ha convertido, para sorpresa de los cenáculos políticos,  en propicio detonante capaz de desencadenar la crisis más seria sufrida por Podemos desde que fuera constituido tras la multitudinaria acampada de la Puerta del Sol ocurrida hará en marzo cuatro años. Como le ocurriera al Real Madrid tras la obtención de unos  de sus objetivos más buscados, nada más coronar una situación aparentemente inmejorable, a Iglesia se le cayó el sombrajo. El Madrid venció por 3-1 al Liverpool en Kiev y obtuvo así  su deseada Copa de

Campeones número 13.  Pero, a partir de ahí, todo fueron calamidades de una gravedad sorprendente y no esperada –Zidane se despidió por sorpresa tras ganarla y lo mismo hizo Cristiano Ronaldo que abandonó el equipo para fichar por la Juventus tras varios días de zozobra- y Pablo Iglesias se compró una mansión en la sierra para formar un hogar por todo lo alto con Irene Montero y los niños disfrutando en paralelo de una estabilidad política que ofrecía un futuro muy prometedor para el partido que lidera hasta que se le pinchó el globo.

A Iglesias le ha pasado lo del Madrid, ya digo. Y algún motivo habrá para que pase de la gloria a la desventura de hoy para mañana. Cuidando de sus criaturas le ha estallado una traca entre las manos cuyo último petardo lo acaba de prender Ramón Espinar, pilar indiscutible de Iglesias en la comunidad de Madrid y portavoz de la formación en el Senado. A media mañana de ayer, el secretario general de Podemos en la comunidad de Madrid,  diputado autonómico y senador, dimitía por sorpresa de todos sus cargos y se despedía apresuradamente de su actividad política. Echaba el cerrojo con una despedida trufada de incógnitas, atribulada y amarga y se sumaba a la larga lista de abandonos, defenestraciones, dejaciones y derrotas que se han ido acumulando en estos últimos tiempos en los que Podemos ha probado las dificultades de un camino que se había iniciado bajo el manto de una engañosa bonanza. Hace un mes Bescansa, hace una semana, Errejón y ayer Espinar. Mañana nunca sabes, como dijo Ringo Starr.

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