Cuando se produce en el entorno de una sociedad civilizada como la nuestra algún desastre que pudo haber sido paliado, la respuesta colectiva es casi siempre la misma y supone que la materia en la que se ha producido el fallo debería ser de obligado cumplimiento en los programas escolares. Es decir, que debería enseñarse a los niños desde la infancia. Se producen incrementos en los accidentes de tráfico y los analistas sociales reclaman que educación vial se estudie como asignatura obligada en los colegios. Aumenta el índice de obesidad entre los españoles y los mismos analistas abogan porque se imparta la dietética como enseñanza obligatoria. Ayer escuche a uno de los periodistas que asiste a las múltiples tertulias que se desarrollan en los programas mañaneros de televisión que, como quiera que determinados pájaros de cuenta han estafado a incautos con subterfugios como el de Forum Filatélico cuya vista judicial comienza creo mañana, debería instituirse en la enseñanza preuniversitaria una asignatura a la que llamó algo así como Economía doméstica para que se encargara de enseñarnos desde la cuna a no ser estafado. Desgraciadamente, los programas escolares ya son excesivos e imperfectos en sus materias naturales para que se implantaran asignaturas que obedecen a estímulos intermitentes y en función de lo que va pasando.
Sospecho que la educación desde el jardín de infancia debe ir adecuándose a las exigencias de los tiempos que corren y por tanto, no es cosa criticable que a los niños se les enseñe a hablar en inglés no solo para cantar canciones de Katy Perry sino para obtener naturales ventajas futuras en el aspecto laboral o capacidades que antes no teníamos para moverse con soltura por el mundo usando el inglés como lo que ya es, es decir la lengua franca. Pero no estoy yo muy convencido de que las carencias de una sociedad que descubre de cuando en vez sus defectos pueda solucionarlos apelando a los programas escolares. La triste realidades es que tal y como hemos ido dibujando los conceptos de la enseñanza quizá lo que convendría es asumir conjuntamente la delicada tarea de unificarla aunque sospecho que ya es tarde. El mapa docente español es un auténtico caos y lo que es más alarmante todavía, se ha acudido a la formación como herramienta aplicable a la difusión de conceptos que en nada han contribuido a fomentar la unidad, la comprensión y la concordia entre todos los españoles..
Si como dicen los expertos, uno de cada cuatro escolares de nuestros país bordea el umbral del sobrepeso, quizá convendría suponer que una parte trascendental de la culpa la tienen sus padres.
