Las encuestas que se han publicado estos días sobre el futuro de las elecciones catalanas del próximo día 21 pronostican una igualdad máxima entre las formaciones constitucionalistas y las que predican la independencia, un resultado que abocaría a un verdadero culo de saco que podría hacer necesaria una nueva convocatoria si lo que dice los oráculos se produce en realidad. La demoscopia otorga un empate con un 46 por ciento clavado para cada uno de los dos bloques. Una especie de temible deja vu que convertiría a Cataluña en una región absolutamente ingobernable, partida en dos mitades, regañada consigo misma y de reconciliación imposible. Miquel Iceta se ha puesto en ruta y se ha ido a Madrid para advertir en la meseta que por él no habrá repetición de elecciones. Lo dice, naturalmente, contando con ser la segunda fuerza en el espectro político catalán y ganarse la posibilidad de gobernar en minoría, pero esas encuestas que pronostican una igualada casi exacta dicen también que el PSC será superado esta vez por Ciudadanos. Quizá lo que convendría preguntar a Iceta en esta gira política por los madriles con parada y fonda en el Hotel Villamagna es si en estas condiciones va a dejar gobernar a la candidatura constitucionalista más votada. En definitiva, si va a dejar que la presidenta sea Inés Arrimadas.
Pedro Sánchez, que llevaba una bendita eternidad sin abrir la boca como seguramente le hubieron de aconsejar en momentos de especial trascendencia sus asesores, ya ha abandonado su silencio y ya ha manifestado un par de breves apuntes que han puesto el pan por las nubes. A Sánchez le ha salido la versión con pelos, la del doctor Jeckyll, y asegura que no va a facilitar la presidencia de la líder de Ciudadanos, una declaración de intenciones que inquieta y que es muy probable que incomode incluso al propio Iceta. Partidario como es de una Cataluña conciliadora, este Sánchez aferrado otra vez a la peña del No es no, le debe helar al socialista catalán la sangre.
Sin embargo, aún han de salir registros nuevos hasta el día 21 y aún habrá sorpresas. Las muertes sorprendentes de los dos fiscales de participación trascendente en el tratamiento jurídico de la secesión catalana han dejado tiritando al ministerio de Justicia y habrá de aguantar el tirón con los dos titulares que sustituyan a los fallecidos y una política que no puede flojear ni rendirse. Estoy convencido que el independentismo tiene un plan y que alguna sorpresa y no agradable va a darnos. Hay que estar al loro.