Opinión

Programación espectáculo

Triunfan en las cadenas de televisión los programas-concurso cuyo objetivo es, bien elegir cocineros o bien elegir cantantes. La mayor parte de las cadenas públicas y privadas han puesto un acento especial en fomentar ambas fórmulas y en estos momentos, y para que nos sirva de referencia, tres cadenas televisivas ponen en antena casi simultáneamente otros tantos espacios en los que se dirime la elección de la mejor voz, escogida por un jurado entre un amplio abanico de intérpretes aficionados en su mayor parte. En una de sus versiones los que participan sean personajes conocidos aunque su conocimiento proceda en general de otras aplicaciones.

La cadena pública ha apostado fuerte en ambas vertientes tras comprobar que los dos formatos tienen éxito. Al fin y al cabo, en ambos casos  lo que hacen sus directivos es comprar un formato y  obtener los beneficios correspondientes en materia publicitaria aunque la apuesta sea arriesgada porque es susceptible de un potente desembolso previo en una cadena en la que no está el horno para bollos.

En todo caso, tanto “Masterchef” en sus múltiples modalidades –se ha convertido en una sesión continua en la que tras los famosos llegan los niños y tras los niños llegan  los noveles y vuelta a empezar- como “Operación Triunfo” –la cadena recuperó este proyecto tras financiarlo en sus primeras ediciones y abandonarlo en las siguientes por su alto costo y su pérdida de pegada- han multiplicado la audiencia de la emisora del Estado explotando muy sabiamente además aquellas actividades complementarias que se derivan de la pura competición confiando además en que el espectador no acabe agotándose de la persistencia de uno y otro. En mi caso, sospecho que soy un modesto ejemplo de hastío frente a ambas producciones aunque supongo que un grano no hace granero. Y si me parece un exceso tras  el triunfo de Saúl Cravioto aguatar ahora a criaturas en los fogones, y si cada vez que me asomo al programa musical todas las voces me parecen igual de viciadas y las que me motivan un poco se las carga el jurado,  miles de personas no están de acuerdo conmigo y, en definitiva,  la tele es espectáculo y muy probablemente lo de menos en este caso sea la culinaria y la música y lo que importa es el juego que den como elementos del show los concursantes. Porque una parte muy sustanciosa del interés de estos eventos lo constituye el seguimiento de sus movimientos en situaciones mucho más privadas. La pos producción hace el resto, y el método funciona.

Te puede interesar