Opinión

Teoría del comportamiento

Los expertos en comportamiento han elaborado una teoría aparentemente sencilla que divide a los humanos en agrupaciones definidas por colores que se distinguen por acoger a individuos que muestran las mismas atribuciones en el  carácter. Así, los sujetos amarillos se distinguen por ser voluntariosos, creativos y soñadores mientras los rojos son pragmáticos, enérgicos, ordenados, firmes y veraces. Los hay de carácter verde que poseen una notable habilidad para las ceremonias sociales, y los hay azules que son aquellos cuya mente es fría y calculadora. Abundando en esta teoría, –que  Jung comenzó a desarrollar inspirándose en filósofos griegos y romanos- y aplicándola con rigor, se puede explicar sin grandes complicaciones las razones del liderazgo y el gregarismo, los motivos que distinguen a los que mandan y a los que obedecen o, para ser prácticos, quienes son los jefes de la manada, quienes irán alegremente por libre, quienes están llamados a integrarse en grupos y quienes se encargarán de trazar los sibilinos planes para desbancar a los que mandan. Los azules en la mayor parte de las ocasiones.

Yo, que soy un amarillo de libro, necesitado de compañía, participativo, tímido, distraído, habilidoso, sensible y desordenado, me estremezco al comprobar la facilidad que tienen algunos de estos individuos exponentes de  determinados compartimentos para ganar la voluntad de los demás. Y me estremece también los que, por el contrario, lo muchos que son tan frágiles que permiten que les leven el cerebro con cuatro argumentos peregrinos y no necesariamente bien hilvanados. Me pregunto de qué color sería el carácter del recién fallecido Charles Manson para subyugar de un modo tan extremo la voluntad de unas adolescentes cándidas a las que esclavizó con pasmosa facilidad y a las  que obligó a cometer espantosos asesinatos tan solo con el uso adecuado del gesto y la palabra. Ahora que este monstruo acaba de morirse no estaría mal someter su historia a un conveniente depurado para conocer las raíces de este arte que trasmite las doctrinas del mal absoluto.

Y puestos a aplicarse en el estudio, tampoco sería disparatado conocer los colores de los líderes independentistas catalanes, una banda de sujetos mediocres capaces sin embargo de secuestrar la voluntad de sus paisanos hasta obtener de ellos una fuerza de choque absurda capaz de creer una entelequia imposibles. Es decir, la república unilateral, como fenómenos sociopático. Cosas peores se han visto.

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