Opinión

Un personaje peligroso

Sospecho que José Luis Rodríguez Zapatero lleva muy dentro la amarga huella de una gestión como presidente del país que un amplio sector de la sociedad española acabó por considerar desastrosa. Entre los que acabaron convencidos de que los errores de aquel presidente terminarían por conducir al país a un estado de ruina irrecuperable estaban los propios responsables de su partido, muchos de los cuales, tan solo unos meses antes había considerado que el encuentro de Zapatero con Obama podía considerarse como la conjunción incomparable de dos astros universales cuyo entendimiento era el más trascendental de la Historia desde la aparición sobre la faz del planeta de la huella del hombre.

Es posiblemente esa herida no cerrada que le infringieron los suyos –recuérdese que fueron sus propios compañeros los que le impidieron presentarse a unas nuevas elecciones sustituyéndole por Rubalcaba- la que le impulsa a aparecer de vez en cuando y hacerlo además en ropaje de hombre sabio. Pontifica, aconseja, sienta cátedra y torna de inmediato a esas labores que han convertido a un personaje aparentemente bienintencionado e incauto en un sujeto sibilino y oscuro ocupado en trabajar para una clientela que pone los pelos como las varillas de un paraguas. Zapatero es uno de los balidos más eficientes de un tirano embrutecido y obsceno como Maduro que debe pagarle un pastón por su asesoramiento y por la campaña que Zapatero lleva a cabo para lavarle la cara. Estos días, el ex presidente del Gobierno español más lamentable de la reciente historia, ha vuelto a la primera página de algunos diarios para explicar sus opiniones sobre el proceso catalán y algunos otros extremos de la actualidad nacional e internacional. Sus recetas son las de siempre, pero emboscadas bajo un manto mucho más lóbrego y tenebroso que es el que él mismo ha adquirido como consecuencia de sus ocupaciones. De hecho, afirma que los protagonistas del proces no son golpistas, y alienta un pacto con ellos.  Una periodista que lo conoce bien de los tiempos de Moncloa escribía ayer: “¿cómo va a llamar golpista a Puigdemont un tipo que considera demócratas a Maduro y Otegi?” Pues así es. Zapatero ya no es solo un incompetente. Ahora es también clandestino, cínico y peligroso.

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