Opinión

El hilo invisible

A veces, sin querer, por la cercanía en el espacio, se oyen retazos de conversaciones, palabras sueltas, que invitan a hacerse preguntas no habituales, según, claro, personas y circunstancias. Por ejemplo: ¿se nace predestinado a un viaje sin más horizonte final que aquel que marca el sino? ¿Existe el sino y puede conjurarlo el libre albedrío? Pero, ¿existe el libre albedrío? Alguien me dijo una vez que puede haber un hilo invisible entre víctima y verdugo que aun sin conocerse en absoluto, el hilo se acorta entre ellos hasta que se encuentran para ejercer cada uno su papel, inconscientes de que caminan derechos el precipicio. 

¿Qué hay de verdad en eso? Chi lo sa. El pueblo después asegura: “tenía que ser”. Lo cual indica que hubo señales aparentes que pueden explicar puerilmente el desenlace. En otros casos se oye: “qué raro, eran felices, si no había motivos”. Aquí entran las variantes especulativas, pero las auténticas motivaciones humanas siguen ocultas. Son impenetrables. Después está aquello de: “ha nacido para sufrir”. Efectivamente, hay personas que no salen nunca de un atolladero de acontecimientos que llenan sus años de amarguras. 

¿Qué cruce de guías unen a los seres que forman mundos sólidos pero que sin embargo, al cabo del tiempo, esos mundos se descomponen sin remedio? Cierto es que todo nace, se desarrolla y muere.

Pero, ¿qué hay en realidad en ese paréntesis existente entre el principio y la nada? En contraposición están las personas afortunadas. No es extraño que alguien se lamente: “yo para alcanzar algo he tenido que trabajar toda mi vida sin descanso, en cambio esa persona, sin hacer el mínimo esfuerzo, lo ha encontrado hecho”. 

¿A que sí, queridos lectores, que es esta una queja que se repite día sí, día también? Efectivamente, hay personas a quienes la suerte les es propicia. Pero, ¿seguro que es así en su totalidad? ¿Qué sabemos más allá de las apariencias? También está la gestión de la propia vida, como se dice ahora, gestión. ¿Cómo se puede gestionar la aventura de vivir si se ignora el acontecer de mañana? Sólo es posible “gestionar” el aquí y ahora, y soñar siempre en conseguir los sueños y crecer. Después… ¿Quién guía? Recuerdo retazos, palabras sueltas, de una conversación cercana que invitan a hacerse preguntas no habituales. ¿Existe el destino? ¿El libre albedrío? Chi lo sa.

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