Opinión

Freír o no freír

Sin duda, querido lector, nadie puede negar el cambio climático. Está ahí y se padece de forma irremediable porque el mundo y todo lo que hay en él tiene sus ciclos, y en esta ocasión histórica ese ciclo está agravado de manera irresponsable por la basura generada por el ser humano con sus progresos y su desidia. Nadie es inocente. Sin duda también, habría que hacer todo lo posible para remediar las consecuencias que acarrea este cambio que ha llegado con avisos repetidos y no lejanos. Hacer algo de verdad, por supuesto no para pararlo, porque la naturaleza sigue su curso al margen de los deseos humanos, pero al menos para paliar los efectos que produce. 

Y esto, sin que con esta excusa nadie se llene los bolsillos como algunos listillos han hecho predicando el miedo. Llegado este momento todo son recomendaciones para aliviar los perjuicios que ya se empiezan a notar fuertemente. Recomendaciones que a veces que se contradicen en el tiempo, pero que aún así, siempre o casi siempre son con la intención de procurar el bien común. Hasta ahora se ha dicho que para conservar una buena salud, freír los alimentos no es precisamente lo más óptimo. Mejor tomarlos crudos, los que así sean para degustar, o cocidos los demás. Por parte de los entendidos en tales matearías, se ha insistido por activa y por pasiva que la freiduría no es el procedimiento más conveniente para mantenerse en forma. Sin embargo, fíjense queridos lectores, que ahora se sabe que las freidoras pueden ser parte muy importante para aliviar concretamente la falta de lluvia, ya que según el estudio publicado en Nature Conmunications, los gases emitidos por las susodichas pueden provocar la formación de nubes. 

Y, ¿qué hay mejor para la salud física que el agua en todas sus aplicaciones y manifestaciones? El agua es la vida. Y sin ella no puede haber nada, a no ser que esos cerebros maravillosos que estudian e investigan en esas catedrales de la sabiduría que son los laboratorios, descubran algo que sustituya al líquido elemento. Que parece ser que ya hay algo de eso. Pero, queridos lectores, eso quedará para otro artículo. De momento quedémonos con este descubrimiento todavía en fase de experimentación que si resulta tal y como espera Christian Pfrang, profesor de Química Física y Atmosférica en Reading, y autor del estudio, sería algo maravilloso.

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