Hay teorías de todo tipo sobre la extinción de los dinosaurios en la tierra. Una de las más interesantes sobre su desaparición es que algunos fósiles en el momento de su descubrimiento evidenciaban, a través del contenido fresco del estómago, una muerte repentina. Pero eso dependía de las latitudes en que se encontraron sus restos. De todas formas, entre otras versiones que se dan del hecho, están: que un meteorito chocó contra la tierra y se fue todo al garete; que hubo una glaciación que se los llevó por delante; o que eran tantos y tan grandes que las fuentes de alimentación se agotaron. Estas tres teorías que bien se pueden conjugar entre sí, son las que han adquirido más credibilidad hasta el momento entre los interesados en la suerte de estas colosales criaturas. Sea como sea, aquí estuvieron y dejaron de existir legándonos la duda de lo acontecido en aquel tiempo.
Hoy, debido a los estudios realizados en las universidades de Reading y Bristol, se puede saber, al contrario de lo que se pensaba, que hacía ya decenas de millones de años que se estaban extinguiendo a un ritmo acelerado antes de que tuviera efecto el impacto del meteorito que terminó con ellos definitivamente. Sin embargo la rapidez de esta disminución fue diferente según las especies que formaban estos grupos de seres poderosos. La tierra es un cuerpo vivo que hace sesenta y seis millones de años quedó convulsionada por el choque de un asteroide gigante. Imposible imaginarse lo que aquello provocó. La mente humana se enfrenta a un planeta envuelto en polvo, oscuridad, llamas, desbordamiento de los mares y torrentes de lava. Si ahora en un determinado lugar, un terremoto o un tsunami provoca tal espanto ¿cómo sería aquello? Queridos lectores, háganse una idea y díganme ¿hasta qué punto y cómo pudo la vida permanecer en este barco tambaleante del que se llegó a desplazar su eje, lo que puede volver a pasar hoy con el deshielo de los polos? Un futuro nada halagüeño. Pero no nos precipitemos y volvamos a esos gigantescos animales, porque la investigación destaca que su progresiva desaparición dejaba espacios para algunos mamíferos que se desarrollaban sustituyendo a quienes hasta entonces eran los seres dominantes. Y los nuevos pobladores adquirieron vigor y llegaron hasta aquí, con el humano como dominador de todo, incluso de los suyos.
