Opinión

No se sabe cómo ni por qué

Los viajes son un disfrute. Nos abren nuevos paisajes, gentes, experiencias. Estrenamos sorpresas ante otras culturas, otras formas de estar y de vivir. Ecosistemas diferentes con expectativas que sorprenden y entusiasman. No hace falta buscar en otros planetas para asombrarse. Todo está aquí, en esta nave que surca el espacio y nos lleva a través del tiempo. Por eso viajar es una gran aventura. En mi última incursión a los Estados Unidos hicimos un tour por el Parque Nacional Great Smoky Mountains, lugar situado en la cordillera que está entre Carolina del Norte y Tennessee. 

El panorama era grandioso y ofrecía un espectáculo impresionante con nieblas ondulantes que se perdían en las alturas como humo blanco escapado de escondidos volcanes. Subimos en coche remontando el ocaso por una carretera imposible, con depresiones y gargantas profundísimas que se abrían a uno de los lados del vehículo, y cuyas paredes en descenso guardaban árboles gigantescos y feraces. Al fin llegamos a nuestro punto de destino. Noche cerrada. Allí estaba la maravilla que buscábamos. Sólo allí y en contados lugares del planeta existen luminarias tan bellas y extrañas, dignas de ser contempladas en la oscuridad como réplicas de un cielo caído en la foresta. Y me refiero a las luciérnagas sincronizadas. Una especie única entre estos insectos de los cuales hay diversas variedades en el mundo, algunas de las cuales vemos en nuestras tierras. Pero estas son otra cosa. 

Durante dos semanas en el mes de mayo, se concentran miles de ellas para realizar el rito de aparearse. No se sabe cómo ni por qué, aunque se está estudiando este fenómeno descubierto recientemente, esa concentración se ilumina poderosamente durante unos segundos, y pasados estos, se apagan al unísono. Segundos más tarde, como por arte de magia, se enciende una de ellas, y la colonia, como respondiendo a una llamada imperante vuelve a iluminar el lugar al instante. Así hasta que las hembras que permanecen en el suelo apagadas, eligen a su pareja y ascienden encendidas para bailar alrededor del elegido. De los huevos que ponen, saldrán otras orugas para metamorfosearse en hermosas luciérnagas, y tomar el relevo de quienes mueren inmediatamente después de poner la nidada. Los visitantes volvemos conmovidos y admirados ante tales misterios de la naturaleza. Ya es madrugada.

Te puede interesar