Opinión

Soledad no deseada

Hay problemas de diferentes calibres. Pero también hay soluciones acordes con ellos. Sólo hace falta voluntad para ponerlas en marcha.
Uno de los problemas más graves es la soledad no deseada. La soledad en cualquier época de la vida, pero sobre todo en la vejez. Esa edad en la que la persona que la sufre no puede atajarla por muy diversas razones, insalvables para ella. La soledad es una garra que se clava en el corazón y quita impulso al latido. La soledad de los viejos es el ocaso de la vida y con ella, de toda esperanza. En la vejez los ojos ya no captan el brillo de las flores y las noches de verano no conservan el calor, los recuerdos se agolpan en triste confusión y lentamente las caras queridas se difuminan.


Pero quien quiere y puede toma decisiones. Holanda por ejemplo, ha decidido suplir ese vacío sin fondo que padecen sus mayores, con la frescura y la viveza que da el vigor de la juventud. El Gobierno facilita a los estudiantes vivienda gratuita en los asilos, a cambio de la compañía que puedan deparar a ese sector solitario y tantas veces olvidado. Un servicio que pueden prestar esos jóvenes, por una parte humano y por la otra harto pedagógico, aportando a los pensionistas lo que le falta al personal que les atiende y que es el tiempo. Tiempo: palabra mágica que encierra aquello a lo que generalmente no se le da la importancia que requiere. La feliz idea que pone en marcha el Gobierno holandés, es para quienes la puedan ejercer, toda una lección de vida y acumulación de experiencia, sobre todo en estos tiempos en los que Occidente envejece en un crepúsculo que en opinión de muchos se intuye sin mañana, sin fuerzas ni estímulos, ante otros mundos que vienen llenos de vigor, conceptos y sabia nueva, a ocupar el sitio que les brindan las circunstancias.


El mundo es de todos y todos tienen derecho a él. El que viene trae un vuelco económico, laboral, mental y social, sin olvidar ese otro universo que se desgrana minuciosamente en los laboratorios, y que según los expertos, lo conocido hasta ahora sería lo menos sorprendente. Pero sea como sea, siempre habrá ancianos solos y desatendidos, si no sucede como en la película de culto “Cuando el destino nos alcance”, o leyes más o menos morales como pronostica la ciencia-ficción, cada día menos ficción. Género que hasta ahora siempre acertó de pleno.

Te puede interesar