Opinión

También los conoce

Querido lectores. Ustedes también los conoce, o han oído hablar de ellos. Me refiero a los amish, esa comunidad religiosa que Hollywood y sus películas acercaron y dieron a conocer al mundo. Es notorio que viven aislados del resto de las comunidades y que observan rigurosamente las costumbres practicadas hace siglos por sus ancestros, así como que siguen fielmente algunas de las reglas bíblicas. Los amish, también conocidos como menonitas, no sólo residen en Norteamérica como pudiera creerse, sino que sus comunidades también están presentes en ciertas zonas de América central, Sudamérica y Canadá. 

Pero, ¿por qué hoy nos interesamos por los amish? Pues por algo que para todos puede ser muy interesante. Aunque no se lo crean, los amish viven más que el resto de los mortales y tienen menos probabilidades de contraer ciertas enfermedades como la diabetes y riesgos cardíacos. Y eso se debe a una mutación genética producida en los miembros del citado pueblo, precedente de un valle concreto de Suiza. Este es el resultado de los estudios realizados por un equipo de investigadores estadounidenses de la Universidad del noroeste, que más tarde y en colaboración con especialistas de la Tokahu University de Japón, han desarrollado una droga llamada TM5614, que provoca idénticos efectos mutantes con gran éxito en su primera fase de pruebas. Por supuesto no vamos a entrar en los procesos experimentales a llevar a cabo por estos científicos, debido a su complejidad, reservada a los estudiosos y expertos en el tema. 

En definitiva, procesos pertenecientes al mundo de la ciencia y que sólo la ciencia puede ser capaz de explicar y de responder a las preguntas del gran público, siempre confiado en que se puedan hallar remedios a las múltiples enfermedades que le afligen. Nosotros nos quedaremos en la esperanza, como siempre, y en el deseo de que se encuentre solución para los males. Pero es muy interesante esta clase de descubrimientos, en este caso provenientes de un pueblo tan especial. Una sociedad que no admite reglas ni leyes ajenas a las suyas y que resuelven sus casos delictivos con un tribunal interior, sin menoscabo del respeto que profesan al país que les acoge. Viven de trabajar sus tierras y de los productos naturales que ellos mismos elaboran y que usted, si quiere, puede comprar en sus tiendas especializadas.

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