Opinión

A buen entendedor

Incendios como el desatado por enésima vez en Portugal no han logrado hacer análisis de conciencia ni a pesar de la cifra descomunal de muertos y heridos en el siniestro. De nuevo se repite  la catástrofe en el país vecino, como fiel reflejo que anuncia lo que un  tórrido verano puede traer consigo por nuestro territorio.

Aquí parece no valer ni el dicho de “cuando veas a tu vecino afeitar por tus barbas a remojar”. No. Las autoridades competentes miran hacia Lusitania como si de una tierra lejana se tratara y las llamaradas  fueran algo absolutamente ajeno.

Pero la realidad es que cada verano la misma angustia y desesperación se escribe en los rostros de los afectados por el fuego, ya sea en Castelo Branco, Coimbra o en Ourense, y ahí es donde hay que valorar el coste de la tragedia.

A toro pasado, ¿cuáles son los costes de un incendio? Pues el desglose habla por sí sólo: un incendio cuesta -o vale, según el caleidoscopio con el que se mire-, una cifra demoledora.

La repoblación de especies y la reforestación anda sobre los 20.000 euros  por Hectárea . A ello hay que añadir  la recuperación de tendidos eléctricos y telefónicos, la reparación de verjas, cotos y todo ello sin contar con el momento álgido del fuego que obliga a movilizar a policía, protección civil y guardia civil para regular el tráfico, coste que nunca se ha cuantificado ni incluido en el gasto total.

Una hora de vuelo de helicóptero de los que habitualmente se utilizan en extinción, es decir, un Kamov, cuesta unos 6.500 euros, la de un avión Air Tractor sobre 3.200 y un Foca de Medio Ambiente ronda los 4.500 euros. Una hora de hidroavión Matacán tiene un valor sobre los 6.000 euros, aparatos estos últimos que por otro lado no andan sobrados de uso el resto del año.

A esto hay que añadir los costes de poner en movimiento medios de socorro y evacuación como es el caso de los helicópteros de Salvamento SOS Galicia, cuyo precio unitario se aproxima a unos 1.100   euros la hora.

A todo esto se suma el precio de las brigadas aerotransportadas en helicóptero Puma, compuesto por un piloto, un técnico, dos capitanes, dos peones conductores y once brigadistas, cuyo importe anda  alrededor de 2.900 euros la hora, mientras una motobomba está sobre los 70 euros.

Una hora de incendio tiene un  coste que oscila entre los 30.000 y los 70.000 euros por hora, mientras la madera y caza perdidas por hectárea de monte ardido tiene un coste aproximado de 7.000 euros. Es decir, un incendio genera un flujo impresionante de movimientos económicos, moviliza ingentes recursos, genera una considerable cantidad de puestos de trabajo y, además de producir los beneficios económicos propios de cualquier actividad laboral, aportan al Estado vía tributos entre 6.000 y 14.000 euros/hora

Seguro que a estas alturas de la historia algún malintencionado se interrogará por qué no arde ni una brizna de hierba seca en los parques de aerogeneradores, a lo que maliciosamente se podría contestar cuánto cuesta un aerogenerador, los puestos de trabajo que ocupa así como los beneficios y tributos que produce.

La pregunta inocente y ansiada es cuándo se terminará la lacra de los incendios forestales. Por desgracia la respuesta —sin duda obscena y sórdida— es, cuando el monte sea más rentable que el fuego, por ejemplo, cuando Galicia aproveche sus recursos para ser la primera productora de bioetanol y biomasa de Europa.

Te puede interesar