Opinión

Fabulosos guarismos

Considerando las fechas, pese a que el Debate sobre el estado de la Nación ya prometía tensión y un intercambio acalorado de reproches, desde luego ha servido para dar y tomar añadiendo hasta un desmayo. Los respectivos representantes de los grupos parlamentarios se han enrocado en sus posiciones, simulando visiones del país bien diferentes frene a la preconizada por el Ejecutivo. Pero las dos conclusiones más importantes las aportaron Celia Villalobos y el propio presidente del Gobierno.
La señora Villalobos ha hecho gala de lo más parecido a un uso indebido de los recursos públicos, entregándose al solaz en horas laborales, con un dispositivo electrónico y senda conexión pagados por todos los españoles, en un claro ejemplo de desprecio hacia el electorado por considerar que lo que en el congreso se cocía no iba con ella. La cuestión es que ahora el público sabe lo que hace en el hemiciclo, lo que los ciudadanos ignoran es cuánto tiempo lleva haciéndolo, y si su comportamiento constituye una censurable muestra de negligencia o si adolece de una ludopatía que la inhabilita para el correcto ejercicio de unas funciones, para el que la ciudadanía le recompensa más que generosamente.


Cabría esperar que éste no sea el modelo de gestión eficiente propuesto por Rajoy, la otra gran estrella del debate, que en un ejercicio pre electoral macabro soltó a bocajarro su propuesta de crear tres millones de puestos de trabajo. Ahora que Floriano, el ministro más showman de su gabinete, va soltando perlas a diestro y siniestro, diciendo digo donde dijo Diego en lo que a sufragar el tratamiento para la hepatitis C se refiere, colgándose la medalla de llevar toda la legislatura cumpliendo con los compromisos electorales, llega Mariano reciclando el mensaje que Felipe González redujo a “ochocientos o mil” puestos de trabajo, noqueando al respetable con una cifra que desorbita los ojos de quien la escucha. Pues nada, señor Rajoy, todo muy bien, ¿pero qué pasará si revalidándose en el escaño azul no alcanza ese propósito? Felipe ya nos lo enseñó en su día: no sucederá nada, aparte de haber cobrado el sueldo cuatro años más, alargar sus prebendas y marcharse tranquilamente a su casa con una jugosa pensión bajo el brazo, después de declinar fabulosos guarismos, porque en este país ningún político responde por nada.

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