Opinión

Zarzuela

A nivel popular erróneamente llamada género chico y confundida con la opereta francesa —aunque anterior a ésta—, la zarzuela es más bien ópera cómica, un género musical escénico compuesto de partes instrumentales y vocales, pudiendo incluir o no diálogos hablados. Bautizada así por estrenarse sus primeras representaciones en el teatro construido en 1856 en terrenos del Palacio de la Zarzuela, de sobra hoy conocido por ser la residencia oficial del Jefe del Estado. Aludiendo a la abundancia de espinos del terreno, algunas fuentes constatan que en aquel zarzal se realizaban desde el siglo XVI recitales musicales.

Como sea, se trata de una fórmula genuina española que, aunque algunos autores como Lope de Vega y Calderón de la Barca sitúan en el siglo XVII, evolucionando a espejo de la forma italiana con el advenimiento de los Borbones en el XVIII, hasta que los conflictos con los italianos durante el reinado de Carlos III le dan la forma más similar a la actual. Sin embargo será a partir de casi mediados del XIX cuando tome el mayor auge, componiéndose a partir de principios del siglo pasado las obras de mayor calidad, esplendor empañado por la Guerra Civil y graciosamente superado por la creatividad frente a la censura de la dictadura con obras inolvidables como "La Corte del Faraón".

Pero lo realmente novedoso es que en pleno siglo XXI, y por tercer bienio consecutivo, estas joyas de la lírica española se representan en la Atenas de Galicia, concretamente en el auditorio del Conservatorio de Música de Ourense.

En ese sacrosanto espacio de cultura bajo la dirección musical y escénica de Ana Docampo Arocas y Jorge Fernández Taboada, se puso en escena para deleite de los ourensanos la obra  titulada "La Gran Vía".

Con más entusiasmo que medios, los dos profesores pusieron esta entrega en funcionamiento a principios del curso académico, preparando a los alumnos de Canto del Conservatorio para su estreno, contando con la concurrencia de los actores de reparto pero que no de canto, Marcos Vázquez y el ya habitual Héctor Martínez, procedentes del grupo Maricastaña Aula Universitaria de teatro de Ourense.

Confeccionando el atrezo y el ropero con materiales domésticos, poniendo voluntad y esfuerzo, derrochando saber y arte, ambos maestros, con la ayuda desinteresada de algún compañero del centro docente, han conseguido la excelencia para sus alumnos y el disfrute de los habitantes de la City.

Hasta aquí todo más o menos normal dentro de lo extraordinario, pero lo realmente elogiable es que, siendo una obra compuesta tanto para voces masculinas como femeninas, los profesores adaptaron la partitura y la representación exclusivamente para voces femeninas, resultando un acto brillante y aplaudido sin descanso por el público agradecido y enfervorecido.

Siempre es grato comprobar que no es necesario salir ni invocar que lo mejor es lo de fuera. Gracias al tesón de unos profesionales de la música, del Conservatorio de Ourense salen inmejorables alumnos, regalando al respetable, cuando el tiempo, las circunstancias y los medios lo permiten, con una buena  parcela de nuestra más castiza cultura. Lo bueno seimrpe sabe a poco por eso hay que aprovechar el día 12 de junio a las 20:00 horas para repetir disfrute en el Conservatorio.

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