Opinión

Agua y aceite

Imposible mezclar agua y aceite, imposible  que pudieran  compartir proyecto Pablo Iglesias y Albano Dante Fachin. La falta de sintonía no tiene que ver solo con la posición que mantienen uno y otro respecto al independentismo de Cataluña o la conveniencia de ir en la misma lista o no de En Comú, la formación de Ada Colau: cualquiera que haya hablado con Iglesias le ha escuchado decir, hace muchos meses, que no se entendía con Albano, que  jugaban en campos distintos,  y que se le había creado un serio problema de comunicación con la facción catalana de Podemos porque no existía feeling personal con Albano y mucho menos coincidencia de criterio respecto a cómo actuar ante el desafío independentista. 

En las últimas semanas, ha sido muy evidente, Pablo Iglesias defendía la idea de una lista única con los "comunes" de Colau, mientras que Fachin, ha sido muy evidente,  quería listas separadas. El problema para este último es que el que manda en Podemos es  Pablo Iglesias, aunque suele disfrazar su autoritarismo convocando primarias que se ocupa de garantizar que tienen como resultado lo que él pretende, quitándose de en medio a quienes osan discrepar.  Pero el problema para Iglesias respecto a Fachín es que la mayoría de los círculos catalanes apoyan al ya ex secretario general del partido en Cataluña, aunque en política,  con cierta frecuencia  cuando pierde el candidato al que se apoyaba, se suelen buscar las  puertas  que permiten encontrarse con el ganador de la contienda.

Las elecciones del 21 de diciembre, inesperadas para toda la clase política catalana,  han provocado movimientos en algunos casos insólitos. No se entiende por ejemplo que el PDeCAT, que quiere una lista única con ERC, finalmente haya elegido cabeza de lista  a Carles Puigdemont, que es la manera segura de que Junqueras insista en su negativa a reeditar Junts pel Sí. Ni de broma querrá ir en una lista que él no encabece, menos aun si la encabeza Puigdemont. 

La convocatoria ha pillado también a Podemos en una situación muy debilitada respecto a la que vivía hace apenas un año, con un Pablo Iglesias que no ha dudado en apartar de la primera línea a quienes le han discutido su estrategia,  sin importar que fueran compañeros tan relevantes como Errejón o Bescansa. Tiene abierto el frente andaluz con Rodríguez y Kichi buscando su propio espacio, las mareas gallegas distanciadas de la marca Podemos, y Compromís en la misma línea de  tener voz propia sin aceptar los intentos de imponer la voz de Pablo Iglesias.

Fachin ha anunciado el registro de un nuevo partido, pero para crearlo hacen falta medios. ERC le ha ofrecido hueco y es posible que acepte formar parte de su candidatura.  No es independentista pata negra, pero se lleva mejor con dirigentes de ERC que con el líder de su ex partido. Ahí no ocurre lo del agua con el aceite. 

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