Opinión

Andalucía, negociaciones frustrantes para todos

Con quien niños se acuesta mojado se levanta. El dicho podría aplicarse a lo que se vive en Andalucía desde que se celebraron las elecciones autonómicas. Ninguno de los dirigentes de los tres partidos que aspiran a culminar una negociación que suponga el cambio, tiene experiencia de gobierno. Es más, ni Casado, ni Rivera ni mucho menos Santiago Abascal tiene excesiva experiencia política por mucho que se encuentren al frente de partidos. En todos los casos han conseguido llegar a las alturas por rechazo a sus contrincantes más que por sus propios méritos. Y se nota.

Cuando estaban a punto de conseguir algo histórico, poner fin a sucesivos gobiernos socialistas, los únicos que ha conocido la Andalucía democrática, su falta de recursos para llevar a buen puerto una negociación está provocando el descrédito de sus siglas, incluso aunque al final consigan un acuerdo y Juanma Moreno se convierta en presidente de un gobierno de coalición con Ciudadanos. El mal está hecho: en estas tres semanas han demostrado todos ellos que su mirada está clavada en las elecciones de mayo, y el temor de PP y Ciudadanos a que un pacto con la extrema derecha les pase factura impregna todas las negociaciones.

En el caso de Vox el asunto es aún más grave: Abascal no ha dado una sola muestra de defender una política social o económica para Andalucía, empecinado en la derogación de la Ley contra la Violencia de Género que, cuando le advirtieron que legalmente no era posible, intentó entonces rebajarla en su aplicación. Las propuestas que presentó al inicio de la negociación se recogían en un folio: devolución de las competencias de Sanidad y Educación al gobierno central –tampoco lo puede hacer un gobierno autonómico, aparte de que casa mal con el espíritu de los votantes de Vox que esas dos importantes competencias las administre el gobierno de Pedro Sánchez- , desaparición de Canal Sur –tampoco es viable- y todo lo relacionado con la violencia machista, Ni una referencia a políticas sociales, ni a infraestructuras, ni a políticas de empleo… La falta de madurez de Vox se advertía no solo en su desconocimiento del funcionamiento de las leyes, sino que incluso en la primera reunión que mantuvieron con el PP demostraron que no se conocían entre ellos, lo que demostraba que el partido se había creado deprisa y corriendo. Uno de los que sentaron a la mesa se dirigió a su compañero de partido equivocando el nombre.

LA PREOCUPACIÓN DE RIVERA: VALLS Y ALDE

De los tres partidos en liza, a Ciudadanos es al que más se nota la incomodidad por verse obligado a aceptar la ayuda de Vox para conseguir un gobierno de coalición con el PP. A Rivera se le ve preocupado, pero tampoco le ha gustado que su hombre en Andalucía, Juan Marín, llamado a ser vicepresidente del nuevo gobierno, se haya reunido con los máximos dirigentes de Adelante Andalucía e Izquierda Unida, Teresa Rodríguez y Antonio Maillo, porque sabe perfectamente Albert Rivera el rechazo de sus votantes hacia todo lo que tenga que ver con Podemos. De hecho, en las elecciones de junio del 2016 perdió votos respecto a las de diciembre del 2015 precisamente por su intento de llegar a un acuerdo con el Psoe que pasaba por la necesidad de que Podemos prestara su colaboración para la investidura.

Por otra parte, uno de los objetivos que se ha marcado Rivera para las elecciones de mayo, además de incrementar parlamentarios regionales y concejales y formar parte de gobiernos municipales y autonómicos, es lograr que Manuel Valls se haga con la alcaldía de Barcelona, dirigente que no pertenece a Cs pero al que apoya el partido; y Manuel Valls no pierde ocasión en público para expresar su profundo rechazo hacia Vox … al igual que hacen los dirigentes de ALDE, el grupo liberal del Parlamento Europeo al que pertenece Ciudadanos.

Todo político dispuesto a dar opinión sobre el futuro gobierno andaluz confiesa su convicción de que finalmente será Juanma Moreno presidente con Juan Marin de vicepresidente y un reparto de consejerías que está casi concretado, y que contarán con el apoyo de Vox en la investidura. Sin embargo ese apoyo tendría que trasladarlo Vox a la presidenta del Parlamento andaluz en la ronda de conversaciones que mantenga Marta Bosquet la semana próxima con todos los grupos de la Cámara pues en caso de no hacerlo, tendría que proponer como candidata a Susana Díaz, que sumaría más votos, con Adelante Andalucía, que los que tendría Juanma Moreno solo con los votos del PP y de Ciudadanos.

¿CEDERÁ VOX EN EL ÚLTIMO MINUTO?

Susana Díaz tendría que someterse entonces a la sesión de investidura, en la que no tendría la mayoría suficiente y por tanto sería Moreno el nuevo candidato, pero todo ello cambiaría el calendario previsto … y desde luego tendría un coste en votos para Vox, que si bien se encuentra en un momento dulce, sumando votos de todos los partidos, sobre todo del PP, con una posición de bloqueo a que haya un gobierno de centro derecha podría cortar de cuajo el chorro de votos que acumula en las últimas semanas. Es la razón de que todos los partidos estén convencidos de que finalmente Vox cambiará su posición actual. Pero en política, hay que recordarlo permanentemente, nada es seguro. Nunca. De ejemplos está el mundo lleno, no solo España.

Las negociaciones entre PP y Ciudadanos se hicieron a cara descubierta, en torno a una mesa, reunidos en la sede del parlamento andaluz dirigentes nacionales y andaluces de los dos partidos, aunque no participaron Casado ni Rivera, permanentemente informados sobre cada punto de la negociación. No fue difícil redactar el documento en el que se plasmó el programa del futuro gobierno de coalición.

Concretado ese programa de algo menos de cien puntos, correspondió a Teodoro García, secretario general del PP, hablar con el secretario general de Vox, Javier Ortega Smith. Ante la exigencia de Smith de introducir variaciones, le explicó que por ley no eran posibles, aunque sí le garantizó que se tomarían medidas para asegurar que la aplicación de la Ley contra la Violencia de Género se aplicaría en igualdad de condiciones para todos las víctimas, fueran las mujeres, los hombres, hijos, abuelos o cualquier persona agredida. Y también garantizó medidas para que Canal Sur cumpliera los requisitos de una televisión y radio pública que respetara una información veraz. Vox sin embargo no cejó en su empeño en modificar la Ley de Violencia de Género, amenazando con la retirada del apoyo a una investidura de Juanma Moreno.

Hubo una nueva conversación entre García y Ortega, telefónica, para tratar de acercar posiciones, pero desde el PP insisten en que Vox no da su brazo a torcer. Esperan que lo hagan antes del día 16, que es la fecha fijada por la Mesa del parlamento para que se celebre la sesión de investidura del candidato o candidata a la presidencia del gobierno andaluz.

En ese escenario complicado aunque lo más probable es que la casilla final sea idéntica a la de inicio, gobierno PP-Ciudadanos con el apoyo de Vox, se vive una situación tensa en el Psoe andaluz: Susana Díaz no renuncia a mantener el control de su partido en Andalucía, potenciarse desde la oposición y volver a ser candidata dentro de cuatro años. Pedro Sánchez, cuya animadversión hacia Díaz es creciente, tiene otros planes: que Susana Díaz se quede en minoría en unas primarias y que la candidata futura del Psoe en las próximas elecciones sea la actual ministra de Hacienda y ex consejera del gobierno de Susana Díaz, María Jesús Montero.

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