Opinión

Bescansa provoca un revulsivo

La decisión de Carolina Bescansa de dimitir de sus cargos directivos en Podemos ha sido todo un revulsivo en esa formación que, en un periodo de tiempo ligeramente superior a un año, ha dejado en el camino a tres de sus cinco fundadores y caras visibles al comienzo de su andadura. 

Bescansa, la cabeza política más ordenada del partido –lo que no significa que sea una mujer moderada- ha demostrado con su decisión el hartazgo que siente ante la lucha por el poder que mantienen Pablo Iglesias e Íñigo Errejón desde hace semanas, que se ha agudizado en los días previos a lo que se ha llamado Vistalegre 2, el congreso del partido morado, para dar continuidad a la ola de entusiasmo de la primera asamblea celebrada en ese lugar de Carabanchel, pero que se trata ni más ni menos que de un congreso convencional en el que Podemos debe marcar sus líneas para el futuro y elegir a sus nuevos cargos al mando.  

Los dirigentes de Podemos, que denunciaban la famosa “casta”, al final han caído en los pecados más habituales de los partidos a los que denigraban y denigran. Y con bastante más acidez y virulencia que la que se advierte en otras formaciones en las que la lucha por el poder no se ha llevado a los mejores por delante y, ni mucho menos, en un espacio tan corto de tiempo.

Bescansa  ha asumido que el diálogo entre Iglesias y Errejón es imposible. Se dio cuenta de que Iglesias empezaba a distanciarse de ella misma cuando intentó mediar entre los dos, hasta el punto de que se negó a que nadie de su círculo participara en la reunión convocada por Bescansa para tratar de poner un poco de cordura entre las diferentes facciones. Iglesias no soporta que nadie le tosa o discuta su liderazgo, y de la misma manera que lleva tiempo haciendo la guerra soterradamente al errejonismo y al propio Errejón, no permite que nadie levante la mano pidiendo que se haga un esfuerzo para mantener el espíritu inicial de Podemos, ese partido que tanto enarbolaba la amistad, el amor, la sonrisa, la ilusión y las buenas palabras. A Pablo Iglesias todo eso le suena muy bien… hasta que alguien intenta plantear que a lo mejor se puede hacer otra política alternativa.

En Podemos, más que la experiencia, la trayectoria y la buena cabeza, priman las relaciones personales. Y si se trata de relaciones amorosas, mejor. Bescansa estaba al margen de ese tinglado por el que han ascendido a las alturas máximas algunos personajes que si no fuera por esas relaciones jamás habrían estado en una lista electoral y ejerciendo cargos en la política nacional.  

Pretendía que de Vistalegre 2 saliera un partido más pegado a sus orígenes fundacionales, en los que ella participó, y con menos condicionamientos personales. No lo consiguió  y decidió tirar por la calle de en medio, renunciar a sus cargos de dirección. Decisión que ha abierto aún más la caja de los truenos de un partido que no se siente cómodo con las reglas de juego de cualquier partido serio. Y deja constancia de ello.

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