Opinión

Cazarlas al vuelo

La reacción de Puigdemont tras la heroicidad del Barça ante el PSG fue barrer para casa, para la política. Al presidente de la Generalitat le faltó tiempo para advertir que, pese a las dificultades, el proceso independentistas se iba a completar de la misma manera que el Barça ganó un partido con todos los elementos en contra.

Algunos las cazan al vuelo, no desaprovechan la oportunidad que se les presenta, cualquiera,  para echar balones fuera o para hacer interpretaciones a su favor. De lo que sea. Un resultado deportivo, un suceso que provoca alarma social, la última peripecia personal o personal de un artista… o la mala noticia que recibe un adversario, un dirigente de otro partido.

Millet y Montull han colocado a Artur Mas bajo las patas de los caballos. La minuciosidad con la que han explicado cómo engrosaban las arcas de Convergencia Democrática de Cataluña  confirma que el trigo de la financiación no era limpio, como se suponía, pero los datos han sido más escandalosos de lo que también se suponía. 

En circunstancias normales esas declaraciones tendrían que suponer el acta de defunción de Artur Mas y de muchos otros dirigentes de la antigua CDC, hoy PDeCAT, pero sobre todo de Artur Mas. Pero el expresidente de la Generalitat que aspira a serlo nuevamente, no se da por aludido, como si no formara parte de la historia de CDC, como si ese partido que dirigió jamás hubiera existido, como si cambiarle el nombre supone que el pasado ha  sido eliminado, que Artur Mas es otra persona, sin vinculación alguna con CDC.

Ha aprovechado una circunstancia muy favorable, que las declaraciones sobre el saqueo del Palau han coincidido con los nuevos datos sobre la Pública que cuestionan gravemente la limpieza de la financiación del PP en tiempos de Esperanza Aguirre, para asumir con absoluta tranquilidad las noticias sobre el 3 por ciento, que luego se convirtieron en el 4 por ciento porque, como ha explicado Montull, CDC necesitaba  más dinero.

Desde el entorno de Artur Mas afirman que el ex presidente de la Generalitat no se inmuta ante lo escuchado por los responsables del Palau. Como se dice vulgarmente, “se fuma un puro”.

Las nuevas investigaciones sobre la Púnica son un revulsivo, abundan en la financiación ilegal del PP y sin ninguna duda alguien, o muchos alguien, deben asumir sus responsabilidades, porque ni siquiera sirve la explicación de Esperanza Aguirre cuando dice que pecó de no estar vigilante y por eso decidió hace un año dimitir de la presidencia regional del partido.

Hay que ir hasta el fondo, hasta el final.  Pero Artur Mas y sus compañeros de aventura de CDC también. Todos ellos. Porque solo faltaba que el trapicheo del 3 o del 4 por ciento solo tuviera como consecuencia la condena de Millet y Montull mientras los que les utilizaron para organizar su  trama delictiva  en torno al Palau se vayan de rositas.

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