Opinión

CIS: Nuevo disgusto para Rajoy

La preocupación por la corrupción ha subido 12 puntos según el último barómetro del CIS y, por mucho que las cifras económicas asombren a Bruselas porque les parece impensable la recuperación, y por mucho que el empleo se haya incrementado de forma espectacular aunque queda pendiente luchar contra la precariedad,  el PP y el gobierno de Mariano Rajoy no consiguen eliminar el tinte de corrupción que les impregna. Es su cuenta pendiente ante los ciudadanos y sus votantes, es su maldición.

Es también el arma principal que utiliza la oposición, toda la oposición, para minar al Partido Popular. Incluso su socio de gobierno, Ciudadanos, hace alarde de considerar al PP un partido corrupto, acusación que no se entiende en un “partenaire” político. Lo lógico en un partido serio sería romper amarres con aquel o aquellos a los que consideras corruptos. Pero los caminos de la política son inescrutables y muchas de sus justificaciones incomprensibles. 

A Mariano Rajoy, y a sus compañeros de partido, les indigna que se identifiquen sus siglas con la corrupción, como les indigna también que no se valoren las medidas que han puesto en marcha desde que gobiernan  para luchar contra los corruptos, con  la reforma del código penal, agravamiento de las penas, obligatoriedad de devolver lo robado y apartamiento de los imputados entre otras iniciativas.  Tienen razón, han tomado decisiones importantes, pero les ha fallado estrepitosamente la estrategia e incluso la actitud ante ciertos casos de corrupción. 

No han sabido explicar qué han hecho,  y han mostrado tibieza ante dirigentes imputados manteniéndolos en sus cargos a la espera de que los jueves rechazaran los recursos presentados.  Jueces y fiscales promovidos a las alturas han tomado decisiones incomprensibles que han servido de munición a la oposición para acusar al gobierno de obstaculizar el trabajo de investigación sobre casos que afectaban a miembros de su partido, y desde luego Rajoy no ha sabido encarar con inteligencia la decisión de juez de llamarle a declarar.  Mejor le habría ido ofreciéndose a hacerlo desde el primer momento, en lugar de encargar un recurso absolutamente ridículo con el que pretendía que le autorizaran a declarar por videoconferencia. Hay estrategas en el entorno del presidente que deberían ser enviados de forma urgente a las listas del paro.

A Rajoy y a la mayoría de sus colaboradores les han debido preocupar los últimos datos del CIS, los que insisten en que el PP es visto como un partido corrupto. Sin embargo no debería ser  tan difícil borrar ese sanbenito: solo hace falta repetir hasta la extenuación  qué han hecho para  luchar contra la corrupción,   ser contundente ante las pruebas -no lo indicios-  y apartar de inmediato a los corruptos, ponerse al frente de la manifestación contra la corrupción en lugar de estar a la defensiva y considerarse víctimas propiciatorias,  apostar por jueces y fiscales de trayectoria incuestionable y sin etiquetas de ningún tipo… y medir bien las respuestas políticas. 

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