Opinión

Cumpleaños en el peor momento

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photo_camera La infanta Cristina volvió a la foto de familia, pero no Urdangarin, que está en prisión.

Ochenta años la reina Sofía y 13 años la reina Leonor. Abuela y nieta han recibido esta semana agasajos familiares e institucionales, que sin embargo no puede ocultar que la Monarquía atraviesa difíciles momentos.

No lo merece la reina Sofía, una mujer de valía fuera de serie que va mucho más allá de la "profesionalidad" con la que en una ocasión la definió el rey Juan Carlos. Doña Sofía es probablemente el personaje más querido hoy de la Familia Real, y no porque inspire simpatía su actitud ante sus problemas personales, sino porque se ha hecho querer a pesar de que su llegada a España fue difícil: se expresaba mal en nuestra lengua, su educación germánica chocaba con la espontaneidad, improvisación y cercanía características de la sociedad española y además se enfrentaba a un futuro incierto. Sin embargo, con el tiempo, demostró una sensibilidad fuera de lo común, una españolidad que no se le suponía y una dedicación a sus tareas institucionales que iban mucho más allá de las exigidas.

La princesa de Asturias es una gran desconocida, error  que se debe al ansia controladora de Doña Letizia y su obsesión por lo que ella considera preservar  la intimidad de sus hijas y que sin embargo la mayoría de los españoles cree que es "ocultación" de dos niñas-jóvcnes que en el caso de la mayor está llamada a ser reina. Ha sido Felipe quien tomó la decisión hace meses de dar mayor relevancia a la princesa y también a su hermana menor, y  si la honró con el Toisón de Oro cuando el rey cumplió 50 años, decidió que se celebraran sus 13 años con su primera intervención pública. Un acto de gran simbolismo: la lectura del Título Primero de la Constitución, el que recoge que España es una Monarquía Parlamentaria.


¿Academia, universidad?


Leyó con seguridad, sin equivocarse, con una sonrisa en el rostro y una entonación perfecta que había ensayado con su madre previamente. Era la mejor para asesora para debitar en público, la reina Letizia no olvida sus años de periodista. Al lado de la heredera,  el rey Felipe, que había intervenido previamente en el acto del Instituto Cervantes. Sentada en primera fila, la reina Letizia acompañada de su hija Sofía. Las dos hermanas reciben la misma educación, pero a partir de este año la heredera tendrá mayor protagonismo. Inquieta a sus padres que la Infanta Sofía se sienta menos preferida, y le han hecho comprender lo que significa institucional y constitucionalmente ser princesa de Asturias. Sin embargo es probable que exista  cierta sensación de "segundona" en el interior de la infanta Sofía, aunque siempre se desmiente oficialmente, se niega, y se insiste en el extraordinario cariño que se tienen las hermanas y en la naturalidad con la que la Sofía asume que es su hermana mayor la destinada a ser reina.

Esa es la gran incógnita del futuro, si efectivamente la princesa de Asturias llegará a ser reina algún día. La preparan para serlo, estudia en el mismo colegio que su padre, Nuestra Señora de los Rosales, y cuanta con apoyo suplementario para que aprende aquello que sus compañeros de clase no tienen por qué aprender, desde la historia de España vista desde sus aspectos más exhaustivos, porque se trata de la historia de su país y de su familia, hasta protocolo o el conocimiento impecable del inglés, más allá de lo que aprenden el resto de los alumnos. No es cierto que los reyes pidieran al colegio que aprendiera chino, pero sí han hecho hincapié en cuestiones más importantes que, en su momento, también formaron parte de las inquietudes de la reina Sofía: que no existiera diferencia de trato con el resto de los alumnos del colegio, que hiciera deporte, que aprendiera francés  y que le fomentaran los valores que, en casa, son prioridad para los padres. 

Nada se sabe sobre qué estudiará la princesa una vez finalice sus estudios en el Rosales. Tanto su padre, como el rey Juan Carlos  estudiaron en  las tres academias militares porque algún día asumirían la condición de capitanes generales de los tres ejércitos, pero nada hay escrito sobre la obligación de que la Princesa Leonor pase por Marin, Zaragoza y San Javier, y es una decisión que se tomará en su momento. En cuanto a la Universidad, Felipe estudió Derecho en la Universidad Autónoma de Madrid e hizo después un master de dos años en Georgetown de Relaciones Internacionales, que completó con  una gira por las más importantes instituciones internacionales para estudiar su funcionamiento  interno. Nada hay escrito sobre los estudios de la princesa Leonor, que además no es una decisión que competa exclusivamente a la Familia Real.   

La princesa recibió toda clase de elogios por cómo había afrontado su primera lectura  pública, pero a nadie se le escapa que ese acto de tanto simbolismo, al igual que la celebración del cumpleaños de la Reina Sofía, que tendrá un carácter familiar por expreso deseo de la reina.

Los principales socios del gobierno de Sánchez, Podemos y los independentistas catalanes, abogan abiertamente por la abolición de la Monarquía. Y el propio Gobierno actual ha apoyado la iniciativa de Izquierda Unida para que dejen de ser delito, o se suavicen, las injurias a la Corona, mientras que su socio Podemos pretende que los piropos sexistas –todos lo son- se consideren delito. Una incongruencia que demuestra claramente el clima antimonárquico de un amplio sector de la izquierda, y que el gobierno de Sánchez no ataja de forma contundente aunque el presidente se deshace en elogios hacia la figura del rey Felipe, aunque sin embargo no se atreve a poner freno a las iniciativas que intentan la abolición.
La reina Sofía se ganó en su momento el respeto y el afecto de los españoles a base de esfuerzo, supo cómo superar el rechazo inicial con el que fue recibida al llegar a Madrid con el príncipe Juan Carlos tras un largo viaje de novios en el que fueron recibidos por los dirigentes más empresarios del mundo, que valoraban al nuevo matrimonio mucho más que la mayoría de los ciudadanos de su país. Su nieta la princesa de Asturias ha sorprendido para bien  en su primera intervención pública, sorprendido porque es todavía una gran desconocida más allá de algunas fotografías facilitadas de tarde en tarde. Se echa de menos una cierta espontaneidad.n

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