Opinión

Entre damas anda el juego

Cuentan  por Barcelona que tal como está el panorama judicial para los independentistas, el Palau albergará, en la siguiente legislatura, a una mujer, Inés Arrimadas, cabeza de lista de Ciudadanos, o a Marta Rovira, que si finalmente no encabeza la lista de ERC tiene papeletas para sustituir a Junqueras si fuera elegido presidente porque en año y medio como mucho, habrá sentencia sobre las querellas contra el Govern, y nadie duda que lo mejor que les puede ocurrir es ser inhabilitados y solo inhabilitados. Si eso ocurre,   Marta Rovira, secretaria general de ERC, sería la candidata a ser la nueva presidenta. Se trata de especulaciones, perolo que  no son especulaciones sino hechos ciertos,  y además comprobables, es que en estos momentos las mujeres pisan muy fuerte en la política catalana y no sería sorprendente que una mujer ocupara el Palau por primera vez en la historia.

Arrimadas es una sólida candidata de Ciudadanos, con experiencia parlamentaria y con un atractivo personal y político que en estos momentos es más fuerte en Cataluña que el del propio Rivera. Las encuestas afirman que Ciudadanos es el partido constitucionalista que tendrá mayor representación parlamentaria  y que la suma de los independentistas es muy similar a la suma de Ciudadanos, PP y  PSC, por lo que el nombre del futuro presidenta o presidenta quedaría en manos de En Comú-Podemos….

Donde manda una mujer que gana en influencia cada día que pasa, Ada Colau, una autoridad desde su cargo de alcalde de Barcelona a pesar de la precariedad, con solo 11 concejales de los 42 del ayuntamiento. El acuerdo con el PSC le permitió hacerse con la alcaldía y aunque acaba de romperlo, su evidente inclinación hacia las tesis independentistas, suficientemente ambiguas como para provocar el enfado de sus votantes, permiten que no se sienta insegura respecto a la estabilidad de su gobierno.

MUCHO MÁS ALLÁ

Los que la conocen bien afirman que su objetivo está más allá de la alcaldía y se marca la presidencia de la Generalitat a medio plazo, y  acaricia incluso la idea de convertirse en líder de Podemos, o de un partido radical de izquierdas que supere a Podemos en las urnas. Colau es la dirigente con más poder de Cataluña aunque su influencia está circunscrita a Barcelona, pero a través de En Comú sus tentáculos llegan hasta otras ciudades y los pueblos más recónditos.

OPERACIONES EN LA SOMBRA

En ERC Rovira está detrás de Junqueras y le ha apoyado  en su liderazgo, ella en la secretaría general y Junqueras en el Govern, donde se preparaba  para convertirse en el próximo presidente de la Generalitat hasta que la justicia se cruzó en su camino y le llevó a prisión. Rovira es más estricta en su independentismo que Junqueras, de hecho en ERC hay quien reconoce que Junqueras estaba por la labor  de alcanzar un acuerdo con Santamaría para dejar aparcado el “procés”  después de elecciones, para iniciar un diálogo que permitiera  resolver cuestiones relevantes sin saltarse la legalidad. Pero Rovira, que se mueve bien en la sombra,  echó abajo esa posibilidad. 

Junqueras intentó que, antes del 155, Puigdemont convocara elecciones para tratar de apaciguar las cosas, que por otra parte era lo que había pactado con Urkullu; ante las dudas del entonces president. Rovira formó parte del grupo que promovió la DUI.  Fue entonces cuando entró en vigor el 155 con el cese del Govern y la convocatoria de elecciones, que pilló a los independentistas con el pie cambiado y una complicada situación entre el PDeCAT y ERC.

Sin embargo Marta Rovira no ha roto los puentes con Puigdemont,  consciente de que son importantes  para convertirse en presidenta de la Generalitat si los resultados del 21-D, y las decisiones judiciales,  le abren esa posibilidad.

La otra mujer con protagonismo en el independentismo es Carme Forcadell a pesar de su humillante declaración ante el juez, en la que prácticamente apostató de la DUI al considerarla algo simbólico, una anécdota, irrelevante.  Apareció  dispuesta a renunciar a sus principios con tal de impedir la prisión incondicional a la que habían sido condenados sus  amigos del gobierno catalán. La ANC dio el dinero para su fianza,  y a pesar de que su imagen ha quedado muy vapuleada,  parece decidida a presentarse nuevamente a las elecciones. Pero es evidente que ya no levanta las pasiones que levantaba.  

Y una mujer que ha quedado desdibujada tras la aplicación del 155 es Anna Gabriel,  con tanto protagonismo en la última legislatura como cabeza más destacada de la CUP. La propia singularidad de esa formación política, radical y asamblearia, la han dejado en la sombra en las últimas semanas, aunque no se pueda descartar que, si sus militantes así lo quieren a pesar de que habían suscrito que ningún parlamentario podía ser candidato en más de una legislatura, pueden cambiar de idea y promover una nueva candidatura de Gabriel cuya formación ha sido la que ha marcado el paso político en Cataluña en los dos últimos años. Empezando porque se negó a apoyar a Mas como presidente,  convirtiendo así en jefe del gobierno catalán a Carles Puigdemont, tercero de la lista de Junts pel Sí por Gerona… que ha comido de la mano de la CUP durante todo su mandato. Les debía el nombramiento de presidente de la Generalitat.

También en el PSC hay dos mujeres relevantes y con influencia, Nuria Parlón y Nuria Marín, alcadesas las dos, con mando en plaza y en el partido. Parlón en Santa Coloma de Gramanet y Marín en L'Hospitalet. Parlón  compitió con Iceta en primarias y perdió por apenas 300 votos. Iceta la propuso para la ejecutiva federal de Sánchez, pero dimitió días pasados en protesta por el apoyo del Psoe al 155.  Es trabajadora, popular –que no populista-  y con futuro por delante. Al igual que Marín, más cerca hoy de Miqel Iceta que Nuria Parlón, pero las dos con respaldo suficiente entre las bases socialistas como para tener papel  relevante en el PSC. Un partido que puede crecer en las próximas elecciones gracias a la lista que ha elaborado Iceta con incorporación de personas conocidas a la derecha y a la izquierda del PSC y, si sale bien la operación diseñada por el líder del PSC, se abren entonces muchas puertas para los socialistas catalanes y para las dos Nurias, aunque Iceta ya ha advertido que nunca apoyaría un gobierno de Puigdemont  o de Junqueras.

En Cataluña no hay en estos momentos políticos que destaquen excesivamente, que inspiren mucha confianza, que provoquen adhesiones masivas y entusiastas. Pero, entre esos políticos,  un puñado de mujeres de distintas ideologías y partidos están listas para dar la campanada.

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