Opinión

La flojera de Pablo Iglesias

Pablo Iglesias está cansado. Tenía programado un desayuno con periodistas pero poco antes recibieron un wasapp en el que les informaban de que se suspendía porque el líder de Iglesias llevaba un buen "tute" (sic) de campaña. Hasta el jueves no se le verá el pelo, reaparecerá en un mitin en Zaragoza, y aunque puede acogerse a la excusa de que debe cumplir con sus compromisos como parlamentario europeo, es sabido que durante las campañas electorales tanto en Bruselas como en Estrasburgo se aceptan con naturalidad las ausencias. Aunque… quizá Iglesias prefiere el Parlamento Europeo a la campaña, le es más conveniente: se acaba de publicar que el programa "La Tuerka" lo graba en los estudios del Parlamento Europeo, gratis total y con excelentes técnicos. Así se ahorra un dinero a costa del presupuesto europeo. Algunos eurodiputados ya han expresado su queja por utilizar esas instalaciones para hacer propaganda de su partido.

Iglesias se ha tomado la campaña a título de inventario, y si se cansa la deja de lado. Demasiado tute. Asombroso. Falta menos de una semana para unas elecciones y el máximo dirigente de un partido nuevo del que Iglesias es su principal referente se quita de en medio. Los de Podemos piden cambio, entre otros cambio generacional; presumen de que hay que dar paso a nuevas caras –no ha ido tan lejos como Albert Rivera con su descalificación a los nacidos antes del 78- pero a la hora de la verdad, mientras las caras veteranas resisten como han resistido siempre ante la dureza de las campañas, el joven profesor se viene abajo.

Tras unos días de mítines, al que deberían seguir dos días y medio en Estrasburgo –cualquiera que conozca el trabajo de un parlamentario europeo sabe que no es como para herniarse- decide que necesita sosiego y anula un acto que para Podemos era importante, porque los encuentros con periodistas son los que permiten a los candidatos trasladar sus mensajes con más tranquilidad que desde una tribuna, pueden exponerlos con detalle y permite una relación más cercana con quienes deben transmitir su proyecto y su programa a sus posibles votantes.La prueba es que en estas últimas semanas no hay político que no haya buscado ese tipo de reuniones en sus campañas electorales. Políticos que se tragan el cansancio si lo tienen, porque se están jugando su futuro, y el de su partido, en los días previos a la cita electoral.

Coincide la desaparición de la campaña con unas encuestas no tan favorables para Podemos como hace unos meses, y con el desapego de un Monedero que proclama su lealtad a Iglesias pero le ha hecho un buen roto al denunciar que no le gusta el giro hacia la moderación. Pero Pablo Iglesias, en lugar de reaccionar empeñándose más en la campaña, se quita de en medio durante cuatro días. Inconcebible.

Te puede interesar