Opinión

La huida hacia adelante de Mas

Accedió a la exigencia de la CUP de retirar su candidatura a la presidencia de la Generalitat, y su delfín Puigdemont está resultando un político mediocre que desespera a casi toda Cataluña incluidos los independentistas. Ese delfín ha anunciado que no piensa volver a ser candidato a la Generalitat y se supone que la negativa se debe a su incomodidad porque no sabe o no puede gobernar como le gustaría, la corrupción estrecha el cerco contra él … pero Artur Mas saca pecho e  interpreta mejor que Puigdemont el papel de víctima del Estado español.

Se encuentra al borde de ser inhabilitado judicialmente para ejercer un cargo público y, aun así, advierte que no descarta la idea de ser el próximo candidato del partido en el que se ha convertido CDC, PdeCAT, que ha debido cambiar de nombre entre otras razones porque CDC tenía y tiene sus sedes embargadas por los jueces que investigan su financiación,  su imagen absolutamente desprestigiada, y por encontrarse  a expensas de lo que decida un partido asambleario y minoritario como la CUP, y una ERC que para desgracia de Artur Mas se encuentra en la mejor de las situaciones para ganar las próximas elecciones y llevar a Junqueras a la presidencia.

El fervor del converso

Cuanto peor se encuentra el PDeCAT, que la semana próxima afrontará una peripecia judicial muy dura, el caso Palau, más prepotente se ve a Mas, crecido por el apoyo de los miles de personas que le “acompañaron” en su comparecencia ante el juez. Miles de personas que, en su mayor parte,  acudieron tras el llamamiento de participación a los funcionarios. Muchos de los que acudieron reconocían en privado que temían posibles sanciones si no se sumaban a la manifestación.
Ha contado “El Confidencial” que Puigdemont, en un encuentro con Google, Nissan. Visa y Endesa,    trasladó su convicción de que ni se celebraría el referéndum, ni Cataluña iba a  lograr su independencia. El presidente de la Generalitat no ha tenido más remedio que confirmar esa reunión, pero niega que se produjera en esos términos. No engaña a nadie. En primer lugar por  lo que cuentan los participantes en la reunión; segundo, porque  Puigdemont hace tiempo que confiesa, en privado, que  se da por satisfecho con el cumplimiento de su compromiso: convocar un referéndum y llevar al Parlament el decreto unilateral de desconexión de España.

Lo que quieren Mas y Puigdemont, aparte de dejar fuera de juego a un Junqueras con el que se sienten decepcionados porque no le ven suficientemente activo en la carrera hacia la independencia es mantener muy alto su perfil de dirigentes que realizan una labor extraordinaria en favor de la independencia. En el caso de Mas, cuenta uno de sus antiguos colaboradores que le conoce bien,   le puede el fervor de los conversos,  ya que nunca fue independentista. Además  intenta que con su cruzada pase a segundo plano su historial de corrupción.

Ante el panorama gris que se presenta en España para su partido, para el proceso independentista y para su propia trayectoria política, Mas ha conseguido que su protegido Puigdemont  considere prioritario lo que  llaman “internacionalización del conflicto”. Han incrementado el número de “embajadas” en el exterior y Puigdemont incluyó en su gobierno a un consejero de Relaciones Exteriores, para lo que eligió al eurodiputado Raúl Romeva.

A pesar del alto presupuesto dedicado a la acción exterior, Romeva no se ha apuntado  grandes éxitos, pues al igual que había ocurrido con Artur Mas cuando era presidente, tampoco Puigdemont ha conseguido ser recibido con ningún presidente o ministro de un gobierno extranjero o una alguna autoridad de la Unión Europea. Es verdad que el gobierno español ha bloqueado los intentos de que se abrieran las puertas de los despachos en el escenario internacional, a través de gestiones personales del presidente y de sus ministros, bien a través de las embajadas, que han abierto cauces de comunicación con los periodistas más influyentes  para que conocieran el lado oscuro del proyecto, incluida su ilegalidad, su inconstitucionalidad y la realidad del respaldo ciudadano. 

Presencia internacional

Esa acción la han tratado de sortear desde el gobierno catalán con la contratación de los servicios de agencias de comunicación y lobbies que generalmente cobran fuertes cantidades por sus gestiones, y que en el caso de Cataluña se han volcado en organizaciones privadas para conseguir que Puigdemont, así como Artur Mas participen en seminarios y mesas redondas a los que asisten personas de otros países, en algún caso de cierto renombre internacional. Ha sucedido estos días con los seminarios a los que asisten en Harvard y Oxford. En ocasiones el afán por ser recibidos a cualquier precio provoca situaciones incómodas como ocurrió cuando dos altos cargos de la Generalitat consiguieron ser recibidos en Washington por  miembros de la Comisión de Exteriores del Congreso y ERC puso el grito en el cielo cuando supo que la gestión se había realizado a través del lobby anticastrista en Estados Unidos. 

Seguimiento

El gobierno español hace un seguimiento constante de los pasos de Romeva  para intentar hacer honor a su cargo consiguiendo apoyos internacionales y encuentros con dirigentes de otros países para el presidente y consejeros de la Generalitat,  informe en el que se advierte cierta perversidad al recoger el fracaso de algunas gestiones,  la mínima relevancia de los interlocutores e incluso el número de asistentes a conferencias o reuniones con los catalanes cuando ese número es  ínfimo, como el de 17  asistentes a una conferencia de Romeva invitado por un prestigioso think tank francés… o que el PdeCAT había anunciado la presencia de 20 observadores internacionales para acudir a la manifestación  que acompañó a Mas hasta la sede del juzgado en el que tenía que declarar el mes pasado, y solo aparecieron un académico francés, un periodista de un medio digital residente en España, y dos secesionistas del partido quebequés.

Los promotores del “Procés” desde la Generalitat no cejan en su empeño internacional: precisamente estos días se encuentra en Bruselas el autodenominado “embajador de Cataluña ante Austria, Polonia y Hungría”, realizando gestiones para entrevistarse con eurodiputados y abrir cauces comerciales con Cataluña. La presencia y sus intenciones fue inmediatamente detectada por los eurodiputados españoles de los grupos constitucionalistas, que se pusieron a la tarea de informar sobre el independentismo catalán, y la ilegalidad de sus iniciativas.

Mas necesita presencia porque no asume que al perder la presidencia de la Generaliutat pierde el primer plano. Por eso insiste en que será candidato a la Generalitat, dando por hecho que el Constitucional no se atreverá a inhabilitarle por su actuación en el 9-N… o que no acatará las decisiones del alto tribunal.

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