Opinión

La izquierda que viene

Se ha iniciado la carrera de las primarias socialistas con la inscripción como candidatos de Susana Díaz y Patxi López. Pedro Sánchez lo hará este martes, los malpensados cuentan que quiere para él todo el protagonismo y los aún peor pensados que no quería coincidir en Ferraz con Díaz ni con López, aunque la presidenta andaluza no se presentó en carne mortal sino por persona interpuesta, Eduardo Madina. En cualquier caso, por encima de los maledicentes, lo que importa es que se ha iniciado el proceso que culminará dentro de algo más de un mes con la elección de un nuevo secretario general en el PSOE.

Podemos ha dado también un paso importante este inicio de curso post Semana Santa  con el autobús anti Trama.  No ha estado muy fino el partido de Pablo Iglesias, que siempre han ido por delante de los demás en las cuestiones de imagen y de buen manejo de las redes sociales. En esta ocasión ha copiado la campaña “anti” de otros: su autobús semeja excesivamente a la idea de Hazte Oir, aquellos que montaron escándalo con su mensaje antitransexualidad sobre vulvas y penes. 

La palabra “casta” estaba ya gastada y ahora se han inventado los podemistas una supuesta trama de connivencias entre políticos del PP y PSOE, periodistas y empresarios, mezclados con corruptos varios.  Como si no hubiera tramas en Podemos, ni corruptos, ni desvergonzados, ni arribistas, ni dineros poco claros, ni promoción de parejas de por el hecho de ser parejas de y no por méritos propios, ni personajes que se han hecho un nombre no por su trabajo serio sino por saltarse la ley y agredir verbal, o incluso físicamente, a quienes le plantan cara. Lecciones de Podemos, más bien pocas. Escandalera continua, en eso sí que ganan a cualquiera, pero eso no es hacer política ni nada que se le parezca remotamente.

Es la izquierda que han votado los españoles, PSOE y Podemos, y ya podemos ir cruzando los dedos para que el PSOE encuentre por fin su camino.  Cruzar los dedos para que los socialistas elijan a alguien capaz de unir el partido que hoy se encuentra absolutamente roto, alguien que apueste por conciliar en lugar de dividir, por promover los valores que han dado al PSOE tan buenos  resultados y que ha permitido gobiernos en los que se han tomado medidas que han cambiado para bien la vida   de los españoles.

La nueva dirección del PSOE no solo tiene estos días un reto importante de cara al futuro, el de  reconstruir un partido desnortado, sin rumbo y que pierde poder a chorros. Tiene también una responsabilidad ante los ciudadanos: convertirse nuevamente en el referente de la izquierda seria, democrática, respetuosa con las leyes y con visión de Estado. La izquierda rigurosa, eficaz y sin complejos. Tiene la obligación el PSOE de  dejar  muy atrás en número de votos a un Podemos que, de gobernar,  llevaría a España al desastre. 

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