Opinión

Medallas

Los españoles somos dados a ponernos medallas, sobre todo aquellos que no las merecen. Son multitud los  que  sacan pecho en cuanto tienen oportunidad de apuntarse algún tanto por mínimo que sea lo conseguido, y se las arreglan para convertirlo en algo grandioso.

Tenemos unos servicios de seguridad del Estado fuera de serie, y sería bueno que el ministro Zoido, que además es juez al igual que el director general de la Guardia Civil, tomara medidas para impedir que la imagen de la UCO se esté viniendo abajo por las filtraciones sobre los casos que investigan y, lo que es más grave, por haber aportado pruebas a un sumario conseguidas ilegalmente, lo que ha anulado esa investigación y dejado libres de cualquier tipo de culpa a los que estaban imputados. No se puede jugar con  el  prestigio de la Guardia Civil, un cuerpo que se deja la piel por perseguir a los delincuentes y para ayudar a los más desprotegidos. No hay derecho a que la mala actuación de algunos compañeros empañe su trayectoria. 

Dicho esto, hay que insistir en que las fuerzas de seguridad españolas se ganan medallas a diario por su dedicación excepcional a la lucha contra el yihadismo. Puede ocurrir un atentado en cualquier momento, pero la detención este miércoles de tres yihadistas que preparaban una acción inminente demuestra una vez más que se trabaja con seriedad e intensamente y que al fin existe coordinación entre policía, guardia civil y CNI, pero ni la coordinación ni la colaboración servirían de nada si no hubiera unos miles de hombres y mujeres empeñados personalmente en abatir a los terroristas.

Siempre se dice que la eficacia de los españoles está relacionada con la experiencia adquirida durante los cuarenta años de lucha implacable contra ETA, y es cierto. Pero hay mucho más detrás de esa eficacia. La colaboración estrecha e importantísima de Marruecos, imprescindible por el control que ejerce sobre los yihadistas vinculados al DAESH  en todo el territorio marroquí pero sobre todo en las ciudades cercanas a Ceuta y Melilla.

Y para la eficacia policial es también fundamental que España haya aprobado leyes que recogen como delito la ideología extremista, tanto si es pronazi como yihadista; como es ya delito en España el trabajo de captación a través de redes sociales, promoción del terrorismo e información sobre cómo cometer atentados.

Pero por encima de todos esos elementos para detectar, seguir y detectar a terroristas como los ahora detenidos, o las docenas de detenidos en los últimos meses, está la dedicación exhaustiva de expertos que jamás bajan la guardia. 

Son ellos los que permiten que desde España sigamos con dolor lo que ocurre en países de nuestro entorno pensando que aquí no va a ocurrir. No es exactamente así, puede pasar  porque no existe la seguridad total, y de hecho hemos vivido ese horror hace trece años.  Pero es evidente  que se están haciendo bien los deberes y justo es reconocerlo.

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